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2294 9 Febrero 2017

 

 

ANÁLISIS A FONDO
Sospechoso apoyo de Trump
Francisco Gómez Maza

 

Ciudad de México.- El racismo afloró en los Estados Unidos, como revientan las ronchas del sida en la piel del enfermo terminal, que ya no puede enrolarse más con la vida. Y vamos a tener que acostumbrarnos a ellas, aunque produzcan horribles comezones.

Ahora es diferente de como era antes del 20 de enero. Ahora nos echan como perros pulgosos de territorio estadounidense – tan sólo en enero fuimos expulsados 12 mil inmigrantes prietos sencillamente porque no les gusta nuestro color, nuestro sudor, nuestro mirar, somos prietos, y trabajamos en las labores más pesadas y sucias del mercado laboral gringo, trabajos que no hacen los güeros ni las personas de color, pero que tampoco nos dejan hacer a nosotros sencillamente porque a Trump y su gente no se les antoja tener prietos en el arroz.

El hombre está más ocupado en humillar a México, en humillar a un presidente sin carácter, timorato, sumiso y en dictarle la política de seguridad interior y exterior porque ya no está dispuesto a continuar lidiando con los vendedores de drogas, en las calles de sus ciudades, que no son mexicanos, por cierto, sino puros estadounidenses que lucran con las drogas que les llevan, a como dé lugar, haya muros o policías, que de todos modos pasan porque los policías gringos también son corruptos o más corruptos que los mexicanos.

Y mientras, los chavos que andan sin papeles son aprendidos por la migra y llevados a México por carretera o por avión, en las alturas ocurren cosas que no se entienden. Por un lado, Trumpo está dedicado a jugar a Peña Nieto como su muñeco de trapo, por otro le ofrece ayuda para luchar contra las bandas de la delincuencia organizada, de los narcotraficantes, de los hombres bad, y manda a sus colaboradores en materia de seguridad a dialogar con miembros del gabinete de Peña Nieto. Está Trump obsesionado con México tanto que va a aplicar una política como la que aplicaron sus antecesores en el Plan Colombia. Bien que sabe el güero. John F. Kelly, secretario de seguridad interior, ha planeado una entrevista con Chong, el de la gobernación, y James N. Mattis, secretario de la Defensa (Pentágoo) con los comandantes el general Salvador Cienfuegos y el almirante Vidal Soberón para acordar cómo van a “cooperar” en los asuntos de seguridad y Defensa.

La verdad es que Trump aparece como uno de los seres más contradictorios. Por un lado humilla fuerte, pega duro a un gobierno débil como el de Peña Nieto, quien está intentando recuperar sus alicaídos bonos de popularidad entre los mexicanos, con actos por ejemplo como ir al aeropuerto y recibir y saludar de mano y de abrazo a los chavos deportados de Estados Unidos, pero que se muere de miedo cada vez que suena el teléfono rojo de la residencia oficial de Los Pinos, no vaya a ser el idiota de Trump para reclamarle otra mamarrachadaa que se le ocurrió conforme dicta y sube sus post al Twitter para pelearse ahora con quién.

Hace unos días, el presidente mexicano mandó a su vocero Eduardo Sánchez Hernández a decirle a Trump, a través del programa de Carlos Loret de Mola, el que se llama Despertar, para casi gritar, muy enfático, que el presidente no aceptaría, por ningún motivo, una invasión militar estadounidense so pretexto de atacar a los “bad” hombres. Dice Trump que Peña Nieto necesita de su ayuda porque tiene el problema” con los cárteles de la droga, aunque no quiso confirmar ni negar que lo había amagado con enviar tropas a territorio mexicano para combatir esas organizaciones criminales, a las cuales el Ejército, de acuerdo con versiones periodísticas matizadas pero no desmentidas, no enfrentaba por incapacidad o miedo.

Es más demoledor el colega Eduardo R. Huchím, quien escribe en el periódico de los Junco de Monterrey, Reforma, en donde el emeritense afirma que la conclusión del affaire Peña Trump es que México padece de un gobierno débil y mentiroso, en cuya cúspide reina la pusilanimidad. Pero advierte que son imperativas las acciones prontas, no retórica, que materialicen el consejo de Felipe González, el ex presidente español: hay que hacerse respetar y no amedrentarse ante un así llamado presidente (Krugman dixit) que vocifera y amenaza a medio mundo, mientras su población se rebela contra sus torpes políticas que hacen agua.

A desfondo: No estoy nada seguro de que el maestro Emilio Álvarez Icaza Longoria, ex secretario ejecutivo de la CIDH, ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, y descendiente (hijo) de uno de los mexicanos más preclaros en la lucha política por la liberación de los mexicanos del yugo de la corrupción y la impunidad, el ingeniero José Álvarez Icaza Manero, acepte cualquier invitación a presentarse como candidato a la presidencia de la república para cuando termine esta pesadilla tolúcrata. Adrián Rueda lo publico este miércoles en Excélsior, que Emilio es sondeado por perredistas que han pensado en la posibilidad de que se integre a la baraja para que los represente. No lo creo. Y menos con el PRD, partido fundado por su padre y cuyos miembros tribales traicionaron y echaron a la basura los principios y la doctrina. No creo que haya simbiosis entre el maestro y los Chuchos. Son como el agua y el aceite.

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