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2310 3 Marzo 2017

 

 

Versos a doña Josefina
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Josefina Vázquez Mota es lo que en España se conoce como una gafe. Esta señora es la encarnación perfecta de la mala suerte. Si el PAN la postula como su candidata a gobernadora por el Estado de México, puede dar por perdida la elección.

A excepción de un círculo de empresarios a quienes ha engatusado por décadas, doña Josefina no se hace querer por nadie. Una sola vez me invitaron a sentarme con ella en el restaurante San Ángel Inn de la Ciudad de México, y doy constancia que es la persona más aburrida del mundo. Por cierto, y sin que venga a cuento (o sí), esa tarde me chocaron el carro.

Entonces fungía como Secretaria de Educación y tuvo la amabilidad de regalarme su opus magnum: Dios mío, hazme viuda por favor, en su enésima edición (los lectores mexicanos de libros de autoayuda son masoquistas en grado sumo). Por fortuna no se le ocurrió dedicármelo.

Yo le correspondí la atención recitándole un bonito poema titulado Josefina que dice así: “Josefina/ ¡tú eres profundamente femenina y divina”. Doy fe que le fascinó. Estaba arrobada, extasiada y ligeramente embobada. “¿Es de usted?”, me preguntó, con ganas de que yo respondiera que sí, y que además le confesara que se lo había compuesto a ella.

Yo le dije: “nomás espéreme tantito”. Y continué con mi recitación. “Y son tus pensamientos de un vuelo tenue, vago/ de libélula sobre el diamante lago”. La estrofa del remate ya no le gustó. Como que creyó, tan susceptible ella, que la tildaba de mujer de mente corta y uñas largas que va sobre las joyas. O algo así. Tuve que aclararle que el poema era de Salvador Novo.

“Pues dígale a don Salvador que se lo agradezco mucho”, me dijo y para mí fue muy penoso señalarle que el poeta había muerto en 1974, y que el poema (uno de los más malos de su autoría) se lo había compuesto a la tía de un amigo suyo, bautizada precisamente como Josefina.

Cuando doña Josefina perdió las elecciones presidenciales me acordé del poema de Novo. Lo mismo me pasó cuando supe que se había deprimido tanto que migró de México a Europa por casi un año (espero que no con el dinero de nuestros impuestos). Ahora me vuelvo a acordar del poema cuando escucho a doña Josefina soltar en FaceLive unos discursos infumables y más muertos que las estatuas de la Avenida Reforma.

Aunque más bien creo que la verdadera gafe no es ella, sino la gente del Estado de México que encima de aguantar por décadas al grupo Atlacomulco, ahora tiene que elegir entre el viejo PRI, de Alfredo del Mazo, o el mediocre PAN, de doña Josefina, ilustre no lectora de Salvador Novo. Mala suerte para un pueblo tan cultivando y culto.

 

 

 

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