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2322 21 Marzo 2017

 

 

Ideales y luchas de Juárez
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Benito Juárez, el Benemérito de la Patria y de las Américas, cumple hoy 211 años de su natalicio, pero sus ideales y luchas por la libertad, la justicia y la soberanía deben continuar en un país empobrecido y desigual, con asfixiante deuda externa y graves dificultades económicas a punto estallar en crisis más severas y, sobre todo, con un gobierno entregado a los designios de las mismas potencias capitalistas.

Retomemos el ejemplo de Juárez, ahora más que nunca, toda vez que necesitamos librar nuevas batallas por un México libre e independiente, como las libradas por el pueblo mexicano contra la invasión norteamericana de 1846-48 y contra la invasión francesa de 1863-67.

Vencer la invasión del Imperio Francés al mando de Napoleón III, tras la suspensión del pago de la deuda externa que Juárez hizo obligado por las penurias de las guerras intestinas entre bandos liberales y conservadores, es la enseñanza de la historia que debe servirnos para el presente y el porvenir.

Ante la instauración del Imperio de Maximiliano de Habsburgo, el archiduque austriaco solicitado por los conservadores para venir a reinar, Juárez inició su errante presidencia por el país para organizar la resistencia, peregrinar con el cual dio sentido de patria a nuestra incipiente nación.

Una de las paradojas de la vida actual con las de aquéllos tiempos, fue la decisión que tomó Maximiliano de especificar el sueldo que debería de percibir como nuevo monarca mexicano, al firmar el Tratado de Miramar mediante el cual aceptó la corona imperial.

Maximiliano exigió 125 mil pesos de salario mensual como Emperador de México y para su esposa, la princesa belga Carlota Amalia, los honorarios se fijaron en 16 mil pesos. Cantidades que el erario mexicano debía de pagarles y que los monarcas consideraban necesarios para su manutención personal y para sostener el trajín de la corte que iban a establecer. Cifras exorbitantes para esa época, sobre todo comparadas con el sueldo de 3 mil pesos del presidente Juárez y, con el de su esposa, Margarita Maza, quien como primera dama del país no recibía ningún centavo.

Podría decirse que cualquier semejanza con la vida actual es pura coincidencia, pero los salarios exorbitantes de los actuales gobernantes distan mucho de la justa medianía que Juárez propuso para servir al pueblo.

El dinero fue también causa de la llamada pugna entre Juárez y el gobernador de Nuevo León y Coahuila, Santiago Vidaurri, en febrero de 1864, en el momento más difícil en que México luchaba por su supervivencia.

La rebeldía de Vidaurri se evidenció cuando Juárez venía rumbo a Monterrey y desde Saltillo le ordenó que entregara los ingresos federales de la aduana de Piedras Negras, recursos necesarios para proseguir la guerra y que en más de una ocasión Vidaurri dispuso para beneficio de “su Estado”.

Tras negarse, Vidaurri se atrincheró con sus tropas en la Ciudadela de Monterrey, mientras que Juárez resolvió pernoctar en la Quinta del Mirador, ubicada por el camino de Saltillo. Al día siguiente entró a la ciudad y se hospedó en casa del diputado Manuel Z. Gómez, en la esquina de Padre Mier con Galeana, con la población atemorizada por el estallido armado.

Durante los días siguientes mensajeros van y vienen entre la Ciudadela y la casa del Diputado. El Presidente invita al Gobernador a conversar para allanar cualquier dificultad que pudiera existir entre ambos. Vidaurri, como cacique que es, no acepta permitir que fuerzas armadas ajenas a su autoridad ocupen la ciudad y se niega a dialogar a menos que la División de Guanajuato, al mando del general Manuel Doblado, regrese a Saltillo.

La situación cambia bruscamente cuando se difunde que el general Pedro Hinojosa, jefe tamaulipeco leal a Vidaurri se acerca con numerosos refuerzos y cuando el general Doblado decide retirar sus tropas de Monterrey sin la autorización de Juárez. Es entonces cuando se da la entrevista Juárez-Vidaurri y donde se produce el rompimiento definitivo.

Días después, el Gobernador publica un boletín donde recomienda no obedecer al gobierno federal y el Presidente decreta en Saltillo que Coahuila recobra su autonomía y declara a Nuevo León en estado de sitio, dejando a nuestra Entidad sin frontera, salvo la pequeña franja de Congregación Colombia. Vidaurri es señalado traidor y más tarde uniría su suerte al Imperio de Maximiliano, mientras que Juárez perfila el triunfo de la República.

 

 

 

15diario.com