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2323 22 Marzo 2017

 

 

El desasosiego de Leticia Sandoval
Eligio Coronado

 

Monterrey.- El nuevo poemario de Leticia Sandoval (Desasosiego*), renueva nuestro interés en la poesía amorosa dado que se aleja de lo cursi y trillado e incorpora el elemento erótico, creando con ello una obra sutilmente pícara. La brevedad sigue siendo su forma favorita de manifestarse: con ella determina la extensión no sólo del discurso, sino también la del texto. Fondo y forma se conjugan felizmente para darle solidez a una obra que ya ha madurado.

Y es que detrás de este poemario hay una larga meditación, combinada con innumerables reescrituras y tachaduras, para lograr la expresión adecuada que refleje con precisión la idea deseada: “Otro puede / desnudar mi cuerpo. / Pero sólo tu mirada / mi pensamiento” (p. 13), “¿Ya viste mi luna? / (…) / Aquí te espera” (p. 20), “Qué diera yo / por estar ahí / y (…) / beber tu noche” (p. 21). 

Parecen poemas fáciles de escribir, de vuela pluma, que se improvisan en el aire o los dictan las musas, pero el trabajo de elegir la palabra exacta, la del sonido, color y extensión perfectas, y que no introduzca alguna sombra de confusión, ése no lo dictan las musas, ése es trabajo del poeta.

En Desasosiego, Leticia (León, Gto., 1959) disfruta su obra y nosotros también porque ella ha encontrado el tono que estos poemas requerían, un tono intimista que invita a la complicidad: “Digo no / cuando mi cuerpo / dice sí. / ¡Maldito / cerebro disidente!” (p. 8), “Estoy / locamente / enamorada / de vos. / Bueno, / de una buena parte de vos” (p. 12), “Nada / Vuelve / a / ser / igual, / después / de / que /  la / ropa / c    a    e” (p. 14).

He aquí la sutileza pícara de Leticia: no nos dice sobre qué asunto su cuerpo dice sí, ni de qué parte de su pareja está enamorada, ni por qué nada vuelve a ser igual cuando la ropa cae. Lo que sí hace es provocar pensamientos terriblemente inquietantes que trastornan nuestro espíritu limpio y puro.

Pero ésa es la misión del escritor: si no emergemos poderosamente transformados de la lectura, entonces nuestro mapa de navegación seguirá varado, tal vez para siempre, en el mar de la rutina: “Le conocía el alma /
el sexo y la reputación. / (…) / su dolor, su soledad / (…) / sus miedos, sus silencios” (p. 24-25).

* Leticia Sandoval. Desasosiego. Monterrey, N.L.: Edit. Poetazos, 2017. 30 pp. (Serie: Provechoso Sosiego) (Libro de bolsillo: 10.5 x 7 cms.)

 

 

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