Suscribete

 
2328 29 Marzo 2017

 

 

44 años después
Agustín Acosta Z.

 

Monterrey.- La noche del día 30 de agosto de 1971 –apenas 80 días después del crimen de Estado cometido en la inmediaciones de la Normal en el entonces DF- un número de 60 familias recuperaron para si un polígono de aproximadamente dos hectáreas donde había existido un basurero municipal.

Ahí, esa noche comenzó un proyecto que desembocaría en la construcción de pequeñas, medianas y grandes bases de apoyo para la lucha social de Nuevo León y de México.

La Colonia Mártires de San Cosme, -bautizada en homenaje a los caídos el 10 de Junio de 1971- fue la pionera en este gran proyecto.

Veinte meses después, en las primeras horas del día 28 de Marzo de 1973, un contingente no mayor a 120 familias tomaron la decisión de invadir un terreno circundado por las calles Almazán (Antiguo Camino a San Martín) Villaldama e Ignacio Zaragoza, donde se construyeron cientos de chozas en 14 manzanas y tres cuchillas.

Días después, ante la demanda de más terrenos, se tomó la decisión de invadir lo que hoy es el Sector Norte, luego el Sector Sur y un tiempo después lo que es el Sector Heroico.

Entonces no sabíamos a qué grado estaba la carencia de vivienda en Monterrey pero la avalancha de peticionarios nos demostró que era un problema serio al que había que darle una solución política.

La organización creció y con ella sus demandas; salud, servicios públicos básicos, educación, así mismo crecía el acecho de los enemigos: Gobierno, medios de comunicación, cámaras patronales, etc.

Las infiltraciones estaban a la orden del día; entre los cientos de visitantes que ese proyecto tenía día con día, estaban los policías y los militares, sin descartar a los compas que pugnaban por una salida armada a la situación del país, pero también nos visitaban para expresar su apoyo cientos de estudiantes universitarios y normalistas, obreros, militantes de organizaciones democráticas y de izquierda: todo eso estimulaba el ánimo de los pobladores de lo que fue bautizada como la Colonia Tierra y Libertad.
Conforme avanzaban los días, el ejemplo de organización y disciplina irradiaban hacia otros sectores; innumerables eran las solicitudes de apoyo y orientación que urgían atención política, amén que interiormente se impulsaban los órganos que rigieran la vida interna y la problemática de un núcleo de casi 1,500 familias. Así fueron construyéndose la Liga Femenil, los rondines o Guardia Roja, la Comisión de Honor y Justicia.

Éstos organismos y otros más creados después, perfilaban ya con mucha claridad una gran diferencia con modelo tradicional que se empleaba en organizaciones populares priistas donde el “centaveo”, la manipulación y la grosera utilización electorera de las masas.

Ahora estábamos poniendo el poder de las organizaciones en manos de los pobladores, es decir empezaban a ser el sujeto de su propia historia y no el objeto como lo habían sido hasta entonces.

Se actuaba conforme a una nueva visión del modelo político. La Línea de Masas era el referente ideológico; su base, integrarse totalmente al pueblo, no sólo físicamente, se trataba de llegar a lo más profundo del pensamiento de los obreros, campesinos, para a partir de ahí elevar su nivel de conciencia y que fueran el elemento principal de la futura transformación de nuestro país y, por lo tanto, de su propia transformación.

Pero para que las masas de las organizaciones populares pudieran hacer su historia y no quedara sólo en buenos deseos, había que transformar toda nuestra práctica política, empezando por una educación política colectiva, que arrasara todos nuestros errores, vicios y desviaciones. Esa era la tarea y no otra.

Cuando quien hace critica de una posición o idea política diferente, suele pensarse que se trata de ataques personales, ese no es este el sentido del presente escrito, más bien se trata de hacer un balance crítico a la distancia; un balance que nos sirva de punto de partida para nuevas actividades en el seno de las luchas del pueblo mexicano.

Quienes tuvimos el privilegio de participar en el surgimiento de tal proyecto, cometimos errores de cierta gravedad que con el devenir del tiempo dieron al traste con él; errores como el liberalismo, sectarismo, individualismo, etc. y no se trata precisamente de darnos de latigazos o de auto flagelarnos, pero, hay que decirlo con todas la letras NO SUPIMOS ESTAR A LA ALTURA DE LOS DESEOS Y NECECIDADES DE LAS MASAS.

La Línea de Masas no es un concepto hueco, es justamente la forma de construir ideas nuevas en las luchas sociales; significa además la posibilidad de cambiar las formas de pensar del pueblo, sustituyendo la hegemonía burguesa en el seno del pueblo, por una hegemonía proletaria que haga tangible la consigna de ¡¡TODO EL PUEBLO AL PODER!!

 

 

 

15diario.com