Suscribete

 
2328 29 Marzo 2017

 

 

Democracia y realidad
Samuel Schmidt

 

Austin.- Hay una diferencia entre los documentos de la democracia y la práctica política. Muchos de los documentos (constitución, filosofía fundacional) y el modelo se diseñaron para una realidad distinta a la que vivimos. El período legislativo en Estados Unidos es de dos años para forzar a los legisladores a volver a sus distritos, pero ahora, los somete a un proceso constante de recaudación de fondos que los sujeta al poder del dinero.

México en el papel, sigue el modelo de la federación estadounidense y sin embargo, no ha superado su condición de régimen presidencialista autoritario.
Muchos han pensado que la democracia estadounidense es un modelo que asegura los ideales máximos: libertad, igualdad y justicia.

Hay quién se emocionó con el freno a la iniciativa de Trump de destruir el Obamacare pensando que se demostraba la efectividad del sistema de equilibrios (checks and balances), sin tomar en cuenta que en los sistemas políticos, no todo funciona siempre, en parte porque la influencia no esta distribuida equitativamente, algunos tienen más y/o la usan mejor.

A final de cuentas los republicanos terminarán imponiendo su política de salud (Trumpcare) contraria al deseo de la mayoría sosteniendo que resultó de un proceso democrático.

Contra la noción de equilibrio tenemos que en la confirmación de los miembros del gabinete de Trump se impuso la disciplina de partido por encima de criterios de honestidad, conocimiento o interés local o nacional, un poder se sometió a otro.

Estados Unidos en el papel y diseño institucional parece ser la democracia más avanzada del mundo, pero si acercamos la mirada, veremos que en los tres factores hay carencias fundamentales.

Libertad. La libertad no se puede parcelar, se constriñe por el dinero o la posición social y política y responde a la ideología. En nombre de la libertad Estados Unidos mantiene una prisión en Guantánamo, dónde encarcela gente sin juicio. La Patriot Act autoriza el espionaje de los ciudadanos, y las fuerzas militares han impuesto el odio anti comunista que ha destrozado los derechos humanos en varias partes del mundo.

Igualdad. Desde la implantación del neoliberalismo se reconcentró la riqueza de tal forma que el 0.01% de la sociedad concentra más riqueza que el 90% más bajo. La oligarquía puede comprar legisladores que impulsen sus intereses, e imponen presiones sobre el sistema político que aumenta su posición económico-política de forma descomunal. Los Koch brothers agreden al medio ambiente gracias a sus contribuciones económicas.

No sorprende que el presidente sea un miembro de la oligarquía, la que ahora compra posiciones en el gabinete presidencial. En contraste los pobres caen a la cárcel con más frecuencia, así Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria en el mundo.

La justicia. Aunque hay una fuerte cultura legal, esta es de quién la puede comprar. En una ocasión le pregunte a una juez ¿Quién es mejor abogado el que conoce la ley o el que conoce al juez? La mujer se enojó, dio media vuelta y se fue, tal vez por lo crudo (¿atinado?) de la pregunta.

Hay infinidad de casos dónde los poderosos evaden la acción de la justicia, uno de los casos emblemáticos es el de OJ Simpson, de quién todo mundo pensaba que había asesinado a su esposa y evadió la acción de la justicia por esa razón.

En un país que idolatra a las “celebridades” aunque les gusta el escándalo evitan encarcelarlas. Uno que otro sirve para alimentar el morbo y crear la impresión de que la justicia funciona. Llama la atención que cuándo hay una tragedia, como una balacera en una escuela, los culpables se “suicidan”, eso tal vez sea justicia expedita.

La lucha contra el Obamacare es entre visiones divergentes de vida y mundo. Ciertamente es entre la mayoría y la minoría y esta última busca imponerse y posiblemente lo haga.

La mayoría votó en contra de Trump y se opone al desmantelamiento del sistema de salud que beneficia a más personas, pero la oligarquía quiere ampliar sus ganancias. Por eso los republicanos no afectan ni a las aseguradoras ni a las farmacéuticas, y con su reforma intentan jugar al Hood Robin, quitarle a los pobres para darle a los ricos, y eso no es democrático.

El sistema fiscal de Estados Unidos es redistributivo, se basa en el principio de que paguen más los que más tienen y que reciban más los que tienen menos. Intenta reducir la desigualdad, introducir algo de justicia y ampliar las bases de la libertad, porque no es ni puede ser libre quién está atado por las cadenas de la pobreza, la que con más frecuencia de la deseada lanza a la gente a prisión.

 

 

 

15diario.com