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2330 31 Marzo 2017

 

 

¿A poco Sor Juana era gay?
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Yo no tendría recato en revelar que Sor Juana Inés de la Cruz era lesbiana, si de verdad lo hubiese sido. Pero no lo fue. ¿Feminista? No lo creo: sería un anacronismo. En la mentalidad de su época no existía esa denominación. Vivía en una monarquía cerrada y jerárquica. Aunque no descarto que pudiera haber anticipado algunos indicios de emancipación feminista. Cabe esa posibilidad.

Sin embargo, vuelvo a la primera clasificación que en sí es totalmente ridícula. Resulta que el investigador Sergio Téllez-Pon acaba de publicar un libro titulado Un amar ardiente, con los supuestos sonetos lésbicos que le dedicó Sor Juana a la virreina de la Nueva España, María Luisa Gonzaga Manrique de Lara, condesa de Paredes. Testimonia esa relación amorosa con casi cincuenta poemas de amor platónico pero que por ganas no quedó de consumarlo, fornicando juntas en la cama.

Téllez-Pon sustenta su antología lésbica con tan mediocre aparato crítico que debería darle vergüenza. Peor porque se dice discípulo de don Antonio Alatorre, el más grande filólogo de México, quien nunca escondió su homosexualidad, pero tampoco se la endilgó a quien no lo era. Y Sor Juana no era gay. Ni modo.

¿A qué obedece entonces tanto ardor poético de Sor Juana por la virreina? A un simple protocolo cortesano, al que tampoco fueron ajenos Calderón, Lope o Quevedo. El trato de un vasallo literato con su señor o señora era hiperbólico e idealizado, cosa propia de aquellos siglos. Ni más ni menos.

Si Téllez-Pon hubiera puesto más atención a las clases de don Antonio sobre Sor Juana, entendería mi posición. Don Antonio lo hubiera reprobado y mandado a segunda. Claro, tampoco publicaría ahora su libro que quiere vender como revelador y escandaloso. Por ende, tampoco hubiera merecido un largo artículo morboso en el periódico El País.

Dice el pobre de Téllez-Pon que pretende quitarnos a los lectores de Sor Juana la venda de los prejuicios y los tabúes sexuales: quiere “sacarla del armario” y “hacerla más humana”. ¿Pero en algún momento hemos dudado que Sor Juana fuera humana? ¿Teníamos sospechas de que fuera marciana? ¿Sor Juana, gay de clóset?

Téllez-Pon concluye que Sor Juana forma parte del corpus que creó la identidad gay. ¡Tamaño revoltijo de letras! Cuando el Banco de México estampó el retrato de Sor Juana en los billetes de 200 pesos, pensé que esa sería la peor barbaridad para ocultar la obra de la monja jerónima en estampitas celebratorias.

Ahora me doy cuenta que la Décima Musa es fuente interminable de manipulaciones históricas y homoeróticas, de las cuales, el libro de Téllez-Pon es apenas una de tantas anécdotas sobre ella, tan estúpidas como intrascendentes.

 

 

 

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