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2332 4 Abril 2017

 

 

Bienestar social en caída
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Cada año, desde 1990, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) rinde el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), relativo al desempeño de los países en materia de bienestar social. El Informe 2016 arrojó que México retrocedió de la posición 74 a la 77 en el ranking de 188 países evaluados por dicho programa de la ONU.

Lo grave del retroceso es que por cuarto año consecutivo nuestro país descendió de lugar y de puntuación en la evaluación sobre el desempeño de indicadores básicos, tales como esperanza de vida, escolaridad promedio e ingreso per cápita, así como en desigualdad social y equidad de género.

En el 2010 la posición de México en el Índice de Desarrollo Humano fue la número 56 para caer a la 57 en el 2011. En el 2012 se mantuvo el lugar 57 para bajar a la posición 61en el 2013, a la 71 en el 2014, a la 74 en el 2015 y ahora a la 77 en el 2016.

Es interesante saber que el IDH fue creado por la ONU con el objetivo de hacer hincapié a los gobiernos del mundo, en que las personas y sus capacidades -y no el crecimiento económico por sí solo- deben ser el criterio más importante para evaluar el desarrollo de un país.

De ahí que el Índice de Desarrollo Humano sea un indicador sintético para cada país sobre los logros obtenidos en tres dimensiones fundamentales del desarrollo humano: a).- tener una vida larga y saludable; b).- adquirir conocimientos y, c).- disfrutar de un nivel de vida digno.

La dimensión de la salud se evalúa según la esperanza de vida al nacer y la dimensión de la educación se mide por los años promedio de escolaridad de los adultos de 25 años o más, así como por los años esperados de escolaridad de los niños en edad escolar, mientras que la dimensión del nivel de vida se mide conforme al ingreso nacional bruto per cápita.

Así, cada año, el PNUD presenta los resultados de dichas evaluaciones en el Índice de Desarrollo Humano buscando que sirva para el debate nacional sobre las prioridades de gobierno y no sólo para cuestionar por cuestionar las políticas gubernamentales, pues la base más sólida para la toma de decisiones es comparar cómo dos países con el mismo nivel de ingreso nacional bruto per cápita obtienen resultados diferentes en materia de desarrollo humano.

Cabe señalar que el IDH simplifica y refleja solo una parte de lo que entraña el desarrollo humano, ya que apenas en años recientes se empezaron a contemplar indicadores de desigualdad social, pobreza humana, seguridad pública y disparidad entre géneros en materia de empoderamiento.

Por el rigor de sus investigaciones y el respaldo estadístico de sus datos, consideramos que los Informes sobre Desarrollo Humano son la mejor herramienta para que los actores políticos y sociales puedan debatir los cambios que necesita nuestro país, con base en objetivos, acciones y planes claros para erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo humano, ya sea movilizando recursos hacia áreas clave de crecimiento y detonando respuestas a las necesidades de los grupos más vulnerables de la sociedad.

Por todo lo expuesto, es lamentable que el actual gobierno federal guarde silencio sobre los resultados del Informe sobre Desarrollo Humano México 2016. Desigualdad y movilidad, pues no sólo ofrece un panorama amplio sobre las razones de nuestros problemas de desarrollo humano, sino que examina las políticas públicas para superarlas y, sobre todo, representa una oportunidad para entidades, municipios y sociedad civil para lograr mayor desarrollo con menor desigualdad en regiones, hogares y personas; es decir, para avanzar realmente en el bienestar social del pueblo mexicano.

Más lamentable resulta que el gobierno federal se empeña en sostener que las reformas estructurales que emprendió desde el 2012, sean la panacea de la transformación de México, sin comparar siquiera sus resultados con los indicadores del Índice de Desarrollo Humano del PNUD.

Las once reformas estructurales en materia laboral, educativa, electoral, energética, hacendaria, fiscal, financiera y anticorrupción, así como de transparencia, de telecomunicaciones y de competencia, emprendidas y materializadas a través del llamado Pacto por México.

Mediante las cuales se buscó impulsar el crecimiento económico, la calidad de la educación, afianzar la democracia y fortalecer los derechos de mexicanas y mexicanos, son precisamente las contrarreformas que han acrecentado la pobreza y la desigualdad y, por lo tanto, la caída del bienestar social.

 

 

 

15diario.com