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2338 12 Abril 2017

 

 

Fernando Elizondo: corrupción e incompetencia
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Fernando entró al servicio público por un par de años, pero se quedó quince. Esa fue su primera etapa como burócrata. “Me regresé a la vida privada y las cosas siguieron igual, corrupción e incompetencia”, dijo la última vez que visitó el Mandela.

Cuando entró al gobierno de Jaime Rodríguez Calderón le ocurrió lo contrario: pensaba quedarse seis años pero no aguantó ni la mitad del sexenio. ¿Su saldo en su segunda etapa de incursión pública? Corrupción e incompetencia.

En teoría, Elizondo le daría a la gestión del Bronco finanzas sanas y austeridad en el gasto corriente. Era uno de los pocos en este gabinete surrealista que conocía la hechura de políticas públicas.

En la práctica, Elizondo no mejoró nada en el gobierno estatal. Su área fue una de las más gastonas y con aciertos nulos. ¿No pudo con la grilla? ¿Entonces para qué le sirvieron quince años de grillo? Es mentira que fuera un cordero entre carnívoros. El que entre lobos anda, a aullar se enseña.

¿Por qué le renunció entonces al Bronco? Simple: como burócrata nunca sería el sucesor de Jaime Rodríguez. Se hubiera quedado a recoger los platos sucios. Si trabajas ahí, eres cómplice. Si formas parte de la mafia eres parte de la asociación delictuosa. Lo quieras o no reconocer.

Fernando Elizondo renunció tarde. Su plumaje cruzó el pantano y se manchó. Aunque diga que no. Ya está involucrado en el mantagate, la incompetencia para procesar a Rodrigo Medina, la anarquía en los penales, el desorden del erario. Entró como parte de un sueño. Salió como espectro de una pesadilla.

 

 

 

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