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2347 25 Abril 2017

 

 

ANÁLISIS A FONDO
Alza del índice de precios al consumidor
Francisco Gómez Maza


  
Ciudad de México.- Todas las condiciones están dadas para que los pobres de hoy lunes sean mucho más pobres mañana martes a esta misma hora. Así es este negocio de la movilidad de la riqueza y de la pobreza. Mediocre el crecimiento de la economía, del producto interno bruto, preocupante el alza de la inflación. Todo junto puede detonar la pobreza mucho más allá de los límites establecidos hasta el momento.

La economía nacional reportó un menor crecimiento durante el segundo mes del año, producto del menor dinamismo de la producción industrial y agropecuaria. Según los indicadores del INEGI, el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE), una especie de PIB mensual, aumentó 0.1% en términos reales durante febrero de este año frente al mes precedente, con cifras ajustadas por estacionalidad, con lo que la variación anual se ubicó en 2.2%, tasa inferior al 2.5% reportada hace tres meses.

La producción agropecuaria reportó un retroceso de 4.3% en febrero respecto enero, con lo que la variación anual paso de 11.0% en enero a 3.4% en febrero de 2017. La producción industrial reportó un crecimiento mensual de 0.1% en febrero pasado, con lo que la variación anual registró un retroceso de 0.1%, producto principalmente de la caída de la actividad minera y el bajo dinamismo de la industria manufacturera.

Las actividades relacionadas con el sector servicios, comercio y transporte, reportaron un crecimiento de 0.2% en febrero respecto al mes inmediato anterior, con lo que la variación anual se ubicó en 3.3%, tasa ligeramente inferior al 3.5% alcanzado un año antes.

Así, los niveles de pobreza podrían incrementarse, al esperarse una pérdida del poder adquisitivo de los salarios, lo que tiene que ver en parte a que el aumento de la deuda pública provocó una depreciación del peso frente al dólar a principios de 2016, de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). A este fenómeno se refería Agustín Carstens cuando pedía cuidar que los niveles del tipo de cambio no afectaran la inflación.

“El debilitamiento del tipo de cambio ha sido parte importante del origen del repunte reciente de los precios en la economía. La mejor manera de enfrentar este problema es evitar que la deuda siga aumentando como proporción del PIB, lo que implica seguir haciendo esfuerzos en reducción del gasto y el fortalecimiento de fuentes de ingresos recurrentes”, según economistas del centro en su Análisis Económico Ejecutivo semanal.

Si bien el tipo de cambio respondió a presiones del exterior al subir de 19 a 22 pesos por dólar, a consecuencia del proceso electoral para la presidencia estadounidense, el deterioro de la paridad cambiaria que se registró de principios de 2015 a los primeros meses de 2016 tuvo como origen el aumento de la deuda pública. Los niveles que alcanzó el tipo de cambio causaron un incremento de la inflación y ello impactará el poder adquisitivo de las familias.

Aunque en los primeros años del sexenio se registraron hechos que permitieron reducir la pobreza, la paridad peso-dólar del año pasado causó presiones al llegar a 20 pesos por divisa.

“Si bien hasta ese momento las presiones fueron modestas […] el ajuste de los precios de la gasolina a inicios de 2017 y el debilitamiento del tipo de cambio con niveles de 22 pesos por dólar, ya han comenzado a impactar la evolución de precios al consumidor, que en marzo reportaron una tasa anual de 5.35%, la más alta desde julio de 2009”, de acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, que dirige el amigo Luis Foncerrada.

Pese a que el tipo de cambio se ha revaluado en las últimas semanas, los precios van en ascenso, de manera que las expectativas inflacionarias para el cierre del año estarán cerca a 6%, o por arriba, lo que afectará la medición de la pobreza.

Para Foncerrada, los indicadores de carencias sociales muestran un comportamiento favorable entre 2010 y 2015, pero esta situación podría cambiar con el alza de precios de los productos esperada para este año. A pesar de que los precios en la quincena bajaron 0.15%, la inflación anual llegó a su nivel más alto desde junio de 2009, detalla el Inegi.

Finalmente, las actividades relacionadas con el sector servicios, comercio y transporte, reportaron un crecimiento de 0.2% en febrero respecto al mes inmediato anterior, con lo que la variación anual se ubicó en 3.3%, tasa ligeramente inferior al 3.5% alcanzado un año antes.

Como pueden ver, la situación económica no es nada boyante. Los únicos que se la están pasando bien son los que tragan más pinole. Pero los que van a votar por el PRI en las elecciones del 4 de junio de veras que se la están pasando de miedo, con enormes carencias que creen que el PRI va a resolver.

Sin embargo, pasan y pasan los sexenios y los priistas se hacen güeyes y no les resuelven nada. Sólo se agandallan sus credenciales del INE para asegurar su voto a favor del candidato tricolor. Qué pinchurrientos políticos los priístas.

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