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2348 26 Abril 2017

 

 

MALDITOS HIPSTERS
Los memes al mercado editorial
Luis Valdez

 

Monterrey.- Las editoriales son astutas: En este país los libros que antes eran chistecillos sobre abogados, políticos y estrellas de la farándula, ahora pueden ser simplemente recopilaciones de memes populares cuyo poder radica en que siguen causando risa.

Para ejemplo está el libro “Ay sí, ay sí, el libro de los memes“, que recopila imágenes y textos de las series de Neil deGrasse (científico nuevo anfritrión de la serie Cosmos), de la rana René, de Quico con su “uy, así que chiste” y varios más que nos han compartido contactos de Facebook, twitter o en grupos de whatsapp.

Los memes son la nueva presa de las editoriales, que explotan los chistes del momento. Libruchos que deben venderse a los pocos meses de salir antes de que pierdan su impacto (cosa irónica, porque este material es sátira de la inmediatez), como las agendas, que son costosas porque su vida comercial es muy limitada.

Con su poder en el día a día, los memes tienen poca memoria porque no deben depender de ella. Los protagonistas de la política saben que las noticias y sus chistes se olvidan de un día otro. Todos los días aparecen cientos de memes nuevos. De eso se trata.

No hay una ley que regule los memes, así como tampoco una que regule la sátira política ni las mentadas a los poderosos. Quien busque castigar jurídicamente los memes, podría acabar convertido en un meme. La libertad de pensamiento sobre todas las cosas. Principalmente en una país donde la gente tiene hambre y come tacos con sal, totopos con salsa y humor ácido hacia los gobernantes.

Se estableció una COMAME (Comisión reguladora del tren del mame) presidida por los escritores Daniel Espartaco y Jesús Ramón Ibarra, pero tal oficina descarriló en su propio tren debido a la velocidad de las vías en las redes sociales. Es una lástima. Sus informes semanales eran un buen registro de los impactos sociales a nivel nacional e internacional.

Por mientras los memes en el mercado editorial son una gran apuesta comercial, pero también un gran riesgo (eso lo saben los que pagan sus stands en las ferias de libro). ¿Qué se merece la editorial por acaparadora de algo que a final de cuentas en internet es gratuito? Una cantidad mínima de libros vendidos para que no se sigan creyendo que nos pueden ver la cara.

 

 

 

15diario.com