PEREZ17102022

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Otoñal
Tomás Corona

Monterrey.- Uno se da cuenta, casi siempre tarde, que “enterrar el cuerno” en el trabajo la mayor parte de tu vida, no vale la pena. Que, por darles “una vida mejor”, te perdiste los mejores momentos con la familia. Que es indispensable amarse a uno mismo para poder ser empático y tolerante con los demás. Que poco disfrutaste de la maravillosa infancia de tus hijos: la inocencia, las sonrisas, los juegos, pues cuando volteaste a verlos ya habían crecido. Que los amigos auténticos son perdurables y permanecen sin tener que forzar tu relación con ellos. Que el dinero sirve para muchas cosas, pero hay otras que no puedes comprar, como la salud. Que la cizaña, la ortiga y la hiedra deben cortarse de tajo cada vez que aparezcan. Que es un sinsentido querer agradar siempre a los demás a costa de uno mismo. Que debiste iniciar el cuidado de tu bienestar físico y mental desde los primeros indicios de algún malestar. Que no tiene caso ayudar a quienes no quieren ser ayudados. Que es absurdo perseguir un “status” económico que nunca llegará. Que la gente pendeja nunca va a cambiar. Que, más allá de la espiritualidad, tu paz interior es uno de los mejores tesoros que pudiste encontrar. Que todo es relativo y nada es lo que parece. Que las cosas buenas de la vida ya las tenías y no te habías percatado de eso. Que la maldad existe, lo aprendiste en carne propia. Que eres buena persona, aunque tus detractores digan lo contrario. Que en realidad, nunca es tarde para cosechar los buenos frutos que sembraste. A este mundo venimos a ser felices, a pesar de todo. Así de simple.