RODRIGUEZ29112024

Vidal Medina en su tiempo
David Ricardo

Monterrey.- Toda obra de ciencia ficción es hija de su tiempo, y las circunstancias del momento marcan las características sociotécnicas que moldean a la sociedad en que viven sus autores como tributarios de la región a la que pertenecen y de las aguas que les ha tocado abrevar.

Las piezas dramatúrgicas de la presente antología demuestran una forma de representación de la ciencia ficción que tuvo su auge durante la primera mitad del siglo XX, y que hoy a pesar de estar algo olvidada por la introducción de este género al séptimo arte, retoma un estilo narrativo más emparentado con la tradición del género cuentístico que de ninguna manera tergiversa la representación escénica ni la esencia del género.

Se trata de un conjunto de relatos cuyo trasfondo puede ser posible si la actual sociedad tecnificada sigue el rumbo que actualmente lleva, lo que les otorga una cierta posibilidad de ocurrir y les convierte en un mapa para futuros posibles.

El ciberpunk es un subgénero de la ciencia ficción que tiene sus orígenes y desarrollo principal en los países de alta tecnología, pero gracias a la globalización y al nuevo fetichismo de las mercancías tecnológicas hoy la influencia de este subgénero prevalece en prácticamente la totalidad del planeta, y en este caso presenta un tipo de ciberpunk norestense, el nuevo modelo literario de sociedades bipolares que oscilan entre la vida social a la que por fin llegaron las maravillas del avance científico y tecnológico prometido, y la supervivencia en el submundo social tipo skid row (moridero humano) pero tecnificado: el mundo de los olvidados del futuro.

Las piezas de teatro de Una entidad extraña muestran como entramado ambiental una sociedad donde predomina la mala vida, y donde el entorno familiar, el Estado y la sociedad han dejado de proteger al ciudadano porque han conformado un medio adverso y en ocasiones peligroso donde se vive bajo una nueva ley de la selva urbana. Aquí el drama humano y sus interacciones prevalecen bajo un ambiente de relaciones mediadas por la alta tecnología cibernética.

Entre las piezas que integran la antología se encuentran “Regina no quiere detenerse”, relato donde los protagonistas se ganan la vida generando energía con su actividad física; en “Para matar al pato Donald”, dos buscadores de agua y reliquias de un pasado que ya no existe exploran un parque de atracciones abandonado y lleno de peligros; “Una entidad extraña” transcurre en Mentoro, en un Nuevo Texas parte de un Estados Unidos fraccionado, donde el personaje principal es un empleado de televentas que tiene que afrontar una sustitución forzada; “Servicio express” es una utopía de los vagos, donde un influencer y ombliguista de los medios digitales debe alternar entre dos realidades, la de todos los días y la virtual o imaginada; “El hombre que estaba conectado” trata sobre un organismo cíborg que controla una central de energía nuclear; “Después de la lluvia” es una distopía de la sequía que transcurre en la zona metropolitana de Monterrey, Apodaca y San Nicolás, y describe las andanzas de dos ladronzuelos y la pretensión amorosa de uno de ellos.

Finalmente se encuentran los tecnoteatros, una sección con monólogos breves que a manera de mensaje o transmisión en video proponen un teatro tecnificado y videográfico, pero que podría funcionar perfectamente como un monólogo.


Vidal Medina. Una entidad extraña y otras piezas de teatro para después del futuro, Monterrey, Felina Ediciones, Universidad Autónoma de Nuevo León.