GOMEZ12102020

ANTOLOGÍA DE AUREO SALAS
Venía por mí
Manaf Raid

Monterrey.- Corro. Mis pasos se oyen huecos sobre el pavimento mojado de aquella calle vacía. Siento que alguien o algo me sigue. Me inclino por “Algo”, porque es como una sombra que flota, una mancha que me observa desde atrás o desde arriba. No es que sea nervioso o harto de imaginación, tampoco paranoico o fantasioso. Pero vi una sombra que estaba tras un poste mirándome, una forma con ojos rojos que se perdió entre los árboles, pues salió volando cuando intenté enfrentarlo (mi gran y único segundo de valentía esa noche). Y lo escucho, es como una sábana cuando la pones en el tendedero un día de mucho viento, al menos así lo percibo. Sé que está encima de mí, a veces pasa por debajo de una farola y veo su sombra. Es una figura grotesca, como una bolsa de basura desgarrada y a medio llenar, con extremidades que parecen alas. Sin dudarlo apresuro la carrera. Hay algo más, un ruido que hace, pues sisea como las víboras y no quiero mirar, tan solo seguir corriendo por aquellas calles vacías.

     Entonces atravieso la calle y la luz de un par de farolas que se acercaban a toda velocidad me hizo entenderlo todo, aquella cosa era la muerte que venía por mí. Una gran camioneta roja me atropelló cuando intenté cruzar corriendo. Era mi fin, eso de ver a la muerte cuando todo termina era un cuento cierto.

     O al menos pensé que lo era…

     Estoy en el hospital. Salí de una segunda cirugía y estoy entubado. Ayer me cuidó mi esposa, hoy le toca estar aquí a mi hijo, que salió por algo de comer, ya que las noches en el hospital son las más largas. No quiero alarmarlo, ni a mi hijo ni a los doctores, pero hay algo afuera, sobre un poste de luz. Un bulto que se asemeja a un pájaro enorme y herido que me mira por la ventana con sus ojos rojos…
Me está esperando…