Monterrey.- Hoy doy gracias porque lo del lunes 9M únicamente fue para mí y para muchas de las mujeres que me rodean una simulación de desaparición; hoy estamos sanas y salvas; algunas estuvieron en sus casas ejerciendo con todo el amor y la paciencia del mundo su rol de amas de casa y madres de familia; otras regresamos a nuestros centros de trabajo, a la rutina, a desempeñar lo que día a día, por más momentos malos que atravesemos, nos causa satisfacción.
Pero, ¿cuántas mujeres al día no corren con la misma suerte no sólo en México, sino alrededor del mundo? Mujeres que al igual que tú y que yo, o cualquiera que forme parte de la vida de alguno de todos nosotros, madres, hijas, esposas, nietas, sobrinas, amigas, etc. Salieron de su casa con la única intención de salir adelante, llevar el sustento a sus hogares o divertirse y simplemente ya no regresaron, desaparecieron, así, como si se las hubiera tragado la tierra, sin dejar rastro ¡Y nadie hace absolutamente nada! ¿Qué harías tú por exigir justicia, respuestas, su regreso, y que en el lamentable caso de haber sido cruelmente asesinadas, su muerte no quede impune? ¿Cómo reaccionarías?
El pasado domingo 8 de marzo, en el marco del día internacional de la mujer, se llevó a cabo en distintas partes del mundo una marcha por y para mujeres, exigiendo sus derechos, dándole voz a aquellas mujeres que fueron ¡cruelmente asesinadas y/o desaparecidas!, y hoy ya no están para sumarse al movimiento y exigir ser escuchadas y respetadas; por aquellas mujeres que no son libres de decidir sobre su vida y su cuerpo, no importa cuál sea la situación, porque la iglesia, el gobierno y la sociedad se sienten incómodos ante dicho tema, porque les duele en su doble moral.
Se habla de los desmanes que la marcha dejó a su paso, desmanes que si bien es cierto “no son correctos” y que por supuesto pueden restaurarse, desmanes que representan la impotencia, el dolor, la rabia de una sociedad femenina oprimida y que tienen más impacto en la sociedad, en el gobierno y en la iglesia; sí, la que reina en un país que como dicta la constitución debiera ser laico, pero la realidad es otra, antes que las muertes y desapariciones que día a día ocurren en el estado, el país, el mundo.
El 8 de marzo del 2020 se marchó
Por Abril
Por Fátima
Por Tania
Por Marisol, mi compañera del kinder, quien un día hace 7 años desapareció en Chiapas, donde realizaba su servicio social, sin dejar rastro alguno.
Por todas aquellas mujeres y niñas que fueron víctimas de secuestro, violación (y nadie les creyó), asesinato y que en la mayoría de los casos fueron perpetrados por sus parejas, sí, las que les juraban amarlas (o peor aún, por algún miembro de su familia).
Por aquellas madres, hijas, hermanas, amigas que hoy claman justicia.
Por aquellas mujeres que la apatía y/o el miedo a ser señaladas se apoderó de ellas y no salieron a alzar la voz.
Por aquellas viven en una relación violenta y/o infeliz y aún no son capaces de salir de ahí por el qué dirán.
Esta ha sido para mí una de las experiencias más fuertes y enriquecedoras vividas; fue asombroso ver a miles de mujeres unidas con un mismo objetivo, mujeres que no nos conocíamos entre sí, pero que al final de la jornada compartíamos nuestras historias, derramábamos lágrimas, abrazábamos y reconfortábamos con palabras de aliento y/o compañía a niñas y mujeres rotas, ayudándolas a sanarse por medio del desahogo.
Me siento muy feliz, porque vi a mujeres, amigas que hace mucho tiempo no veía, y parecía que hacía apenas unas cuantas horas había dejado de ver.
Gracias por lo vivido.
#NiUnaMas