GOMEZ12102020

Las bodas de oro
Gerson Gómez

Monterrey.- Les unió la serenidad de una década acelerada. Un evangelio en común. El idealismo de una vida eterna en compañía con el creador.
A ellos lo vivencial se traduce en la esperanza.

     El mundo se consumió en la fiebre de los movimientos sociales. Los sesenta y el inicio de los setenta como parteaguas.

     La elección de su boda en la capilla de la casa hogar en la Carretera Nacional. Las dos uniones el mismo día. 31 de Octubre de 1970.

     Mamá cuenta en vez de palomas blancas surcaron murciélagos al final de la ceremonia. Solo pastel y refrescos para compartir con los invitados.

     Ismael y María Elena fueron los padrinos de auto. A la salida de la Casa Hogar Douglas la felicidad sellada.

     Fueron cinco años previos de noviazgo. De compartir lecturas evangélicas, campamentos, retiros de oración, reuniones de compañerismo. La conclusión de la carrera de mi madre en la Normal Miguel F. Martínez. El primer año en la escuela de Filosofía y Letras en la UANL.

     Papá trabajaba y estudió, en ese entonces, hasta la mitad de la carrera en Derecho, también en la UNI. Seis años después regresó a Monterrey a concluir la carrera y a hacer una maestría en Relaciones Laborales en la UR.

     Se casaron para comenzar su propia historia. Emigrar al estado de Morelos y hacerse cargo de una pequeña misión evangélica en Zacatepec. Lo hicieron con gozo. Quedó su semilla y el trabajo.

     Hoy a 50 años de distancia, sus hijos, Rebeca y Gerson, decimos gracias.