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PERDER EL PARTIDO
Víctor Reynoso

Mensaje
Desde que se plantearon las alianzas entre los dos polos extremos de nuestro espectro político, el PAN y el PRD, parecía claro que una unión así alejaría a votantes de ambos partidos. Nunca se pensó que fuera el caso de Fernando Gómez Mont, secretario de gobernación y panista histórico como pocos. Con su renuncia al PAN el segundo funcionario del país, hijo de panista destacado, envía un mensaje a la opinión pública sin antecedentes en la historia política del país.

Política y valores
César Nava, dirigente nacional panista, declaró que su partido es más fuerte que sus militantes. Cierto. Pero por más fuerte que sea, si es maltratado por sus propios dirigentes puede ser destruido. Harían bien los panistas en recordar el caso del venezolano Rafael Caldera, el político latinoamericano más cercano al PAN tanto por sus ideas políticas como por su amistad con destacados líderes de este partido. Caldera terminó su segundo periodo presidencial (1994-1999) entregando el poder a Hugo Chávez.
Para el proyecto de Caldera esta entrega fue un fracaso en más de un sentido. Significó el fin de las instituciones políticas venezolanas para dar lugar al gobierno de un hombre fuerte. Dio lugar a un proceso que muchos piensan pueda acabar en la primera “contra-ola” en América Latina después de las oleadas democratizadoras, en una transición de la democracia a un sistema autoritario.
A ningún político como el partido originario de Caldera COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), puede aplicarse mejor la frase de Felipe Calderón: ganó el poder, perdió el partido. Lo que la frase de Calderón no dice es lo que vino después: se pierde el poder para entregarlo a un líder populista, antítesis de de los ideales de COPEI y del PAN.
Se ha criticado la decisión de Gómez Mont como un exceso de prurito, como un baño de pureza del que ningún político puede darse el lujo. Que la política es para los políticos y no para los poetas  ni para los teóricos. Que la política exige ser pragmáticos.
Hay empero dos significados de pragmatismo. Uno es el abandono de todo valor, todo ideal, la búsqueda del poder por el poder. Otro, más interesante, es el método adecuado para gestionar los valores, hacerlos realidad, encarnarlos, siempre de forma imperfecta y compleja. Desde su fundación el panismo ha dado ejemplos de sano pragmatismo en el segundo sentido. Puede ser que el secretario de gobernación, con su decisión, traicione esta tradición. Puede ser por el contrario que sea la dirigencia del partido quien la haya abandonado.

Priorizar a los aliados
Hay otra frase de panistas, menos conocida: “he visto organizaciones gigantescas, como el Partido Comunista de la Unión Soviética, derrumbarse porque no tenían alma”. La expresó Carlos Castillo Peraza, mentor político y antecesor de Calderón en la presidencia nacional del PAN. Ante la decisión de Gómez Mont de dejar su militancia panista, o más bien, ante las razones que lo llevaron a tomar esta decisión, ¿podemos hablar del alma panista en peligro?
La renuncia del secretario de gobernación a su partido destaca que al buscar el PAN alianzas con el PRD se distancia de las alianzas que venía construyendo con el PRI.
Se trata de dos proyectos totalmente distintos. Con el perredismo se busca ganar gubernaturas, ayuntamientos y diputaciones locales en cinco estados. Con el priismo de un proyecto político de largo alcance, que requiere de reformas en los ámbitos fiscal, laboral, energético y político (los célebres 10 puntos propuestos por el presidente Calderón).
La alianza con el PRD parece ser por un plato de lentejas, mientras que la alianza con el PRI buscaba lo mejor de la herencia panista. Ninguna de las dos garantiza los resultados buscados. Es probable que haya muchos Gómez Mont entre los votantes del PAN (y sus equivalentes en el PRD) que ante la alianza decidan abstenerse o votar por su segundo opción, el PRI en muchos casos. (O en otros términos, más que dar lugar a una suma aritmética, darían lugar a una multiplicación algebraica: “más por menos da menos”). Las alianzas legislativas con el PRI están lejos de ser seguras, requieren de mucho oficio político por ambas partes.
Lo que es claro es que al buscar al PRD y dar la espalda al PRI el panismo está priorizando triunfos electorales locales sobre su proyecto de país. ¿Síntoma de un alma en riesgo? Puede ser.

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