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16 de marzo de 2010
15diario.com  


 

ANÁLISIS A FONDO:

¡Paren esta guerra!

Francisco Gómez Maza 

  • Llega la sangre al río, ya muy revuelto
  • Los criminales nunca serán inhibidos

 

mazaimgDesde cuando nos hemos unido a las voces cuerdas que advierten que la violencia de las armas no es el camino para combatir a las bandas criminales dedicadas al narcotráfico, a los secuestros, a los feminicidios, a la desaparición y muerte de periodistas y niños y adolescentes, y ahora a asesinar a funcionarios de una potencia extranjera. Los criminales le han tomado la medida al gobierno mexicano y a la Casa Blanca. Persistirán porque tienen todo el poder del dinero y padrinos en Washington, Nueva York, Frankfurt, y los bancos off shore, que los apertrechan de armas sofisticadas y de mucho dinero, billete grande, euros, dólares estadounidenses. Y nosotros seguimos creyendo que las Fuerzas Armadas están muy contentas haciendo labores policiacas, cuando su tarea específica es la defensa nacional y no andar persiguiendo bandidos, que para eso deberían de estar las policías, sobre todo la policía federal y las estatales.  Al narcotráfico se le combate con otras armas. Con armas de inteligencia financiera, principalmente. Por qué no se investiga de con qué millones de dólares se han engordado las arcas del banco central, del Banco de México, si, como dijimos en análisis anterior, todas las variables de ingresos de divisas se abatieron por la crisis financiera, por la recesión económica, por el clima de violencia, por la gripe H1N1 y por la inseguridad mexicana, que no tarda en ser colocada por los perros pastores de la seguridad continental, el Departamento de Estado, el Departamento de Defensa, la DEA, el FBI, el Club Bilderberg en la lista negra de países como Afganistán o Irak, como uno de los países más violentos y más riesgosos del globo. La gota que derramará el vaso es el asesinato, el domingo pasado, de tres personas vinculadas con el consulado estadounidense en Ciudad Juárez, incluida una pareja de esa nacionalidad, en momentos en que el presidente Felipe Calderón sigue proclamando esa frase sin sentido de “Todos somos Juárez”, ante la cual los criminales ríen, se burlan, y dan muestras de su poderío y de su cinismo e impunidad. Y no cejarán porque no le tienen miedo a los operativos militares y menos a las policías, muchos de cuyos elementos están involucrados en el negocio del crimen y al servicio de los cuadros de mando de los cárteles de la droga.  Coincido con Eduardo Buscaglia, estudioso del dia–bólico fenómeno de la delincuencia organizada, en su apreciación de que los asesinatos de las tres personas vinculadas al consulado estadounidense son una muestra de que los grupos criminales, al igual que los de otros países, no se frenarán ante el poder de Washington. Estos crímenes alevosos, ocurridos el domingo, son otro escalamiento más del nivel de violencia que alcanza ya a personal diplomático del Imperio, cuyos gobernantes manejan muchos lenguajes: apoyan con dinero y pertrechos al gobierno mexicano en el marco de la Iniciativa Mérida, solapan el multimillonario contrabando de armas hacia nuestro país; se hacen, en muchas ocasiones, de la vista gorda ante el trasiego de drogas ilícitas por los puestos fronterizos; no mueven un dedo para investigar a su sistema financiero involucrado en el blanqueo de divisas provenientes de actividades ilícitas, y se oponen a políticas más eficientes y eficaces para combatir el narcotráfico, como la legalización de las drogas. Y por los “güegos” de los narcotraficantes los ciudadanos y los diplomáticos estadounidenses no están ya excluidos de las represalias ni de la violencia de los criminales. Y mientras más severa, más intensa, más dura sea la escalada militar contra las bandas de sicarios de los cárteles, más se atizará el fuego. La violencia, como lo advierte Buscaglia, continuará in crescendo y las formas de ejecución de seres humanos serán cada vez más sofisticadas. De ahí la prioritaria importancia, importantísima, de desmantelar el patrimonio financiero mal habido y que ha penetrado incluso las reservas internacionales del Banco Central. Esto es lógico. No se explican tan abultadas cifras por los ingresos por la venta de petróleo, por el turismo, por las exportaciones de productos manufacturados y menos por los envíos de dólares de los mexicanos migrantes que trabajan en territorio estadounidense. Por qué han engordado las cuentas bancarias de México. Solamente por el lavado de dinero. De acuerdo con las propias estimaciones estadounidenses, la crisis financiera y la recesión económica no han frenado el flujo de divisas hacia México, calculadas en 25 mil millones de dólares anuales, que no se explican más que por todo tipo de actividades ilícitas.  Los sucesos del domingo en Ciudad Juárez tienen serias implicaciones. Pueden ser el pretexto que Washington estaba esperando para intervenir directa y abiertamente en México, como lo ha hecho ya en Colombia con la instalación de bases militares. Esto es un gravísimo riesgo para los mexicanos. El Big Brother orwelliano en plena e impune actividad ordenando nuestra vida cotidiana, nuestros movimientos, interviniendo nuestras comunicaciones, nuestros teléfonos, y hasta los sanitarios de nuestra casa. Y esto no es ciencia ficción. Es una real posibilidad. Ya imagino al presidente de la república sólo de amanuense de un oficial del Departamento de Estado con oficina de lujo en la mismísima casa presidencial. Es momento, pues, de que los actores gubernamentales y políticos tomen ya las cosas en serio; dejen a un lado su estado inconsciente y decidan medidas congruentes, no espectaculares ni mediáticas, para salvar la república. Esto ciertamente es mucho pedir porque nuestros líderes no dan para más. Los legisladores están más preocupados porque la tesorería de las cámaras les deposite su mesada y salgan a pasear, a turistear, a visitar el rancho para ver cuántos becerros nacieron en los últimos días. Pero el presidente Felipe Calderón tiene la palabra, si es que realmente quiere a México como lo proclama. No es con la violencia de las armas. Con ella nunca va a acabar con el crimen organizado. No va a acabar. Tiene que suplantarla con inteligencia, con medidas económicas de verdadero cuidado de la casa, con artes de eficiencia financiera para despojar del poder a las poderosas bandas de criminales, a sus jefes de jefes, que no tienen su cuartel general en territorio mexicano, sino, como he dicho, en Washington, en Wall Street, y en los mercados financieros off shore y en los clubes multi gubernamentales integrados por los gobernantes, políticos, empresarios más poderosos del mundo que lo que buscan es instaurar un gobierno mundial. Remember Kosovo, en donde estallaron una guerra tan sólo para proteger las rutas del narcotráfico.  

 

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