SILLA DE TRES PATAS,
DE OSCAR EFRAIN HERRERA
Eligio Coronado

La poesía que va más allá de la descripción se convierte en arte. Un arte que transforma los objetos de uso común en esculturas hachas de palabras. Esos objetos están en todas partes. A diario pasamos junto a ellos y no los vemos. Nuestros ojos no quieren ver más allá de la apariencia conocida. La rutina nos condiciona a no imaginar. La creatividad está negada. Somos, por alguna razón, cerebros pasivos.

                                            SILLA DE TRES PATAS

En el patio de la tarde una silla se incendia. Cansada de esperar, coja, lastimada por la lluvia, invoca a los dioses de los árboles la conviertan en raíz del viento. Cada tarde, en invierno, la silla de tres patas se incendia de pájaros. Es la raíz de un árbol de viento donde las aves aguardan al sol.

         Oscar Efraín Herrera (Monterrey, N.L., 1962) logra, a base de metáforas, transformar una silla maltrecha, abandonada en un patio, en una pieza de museo. Para empezar, la propia silla “invoca a los dioses de los árboles la conviertan en raíz del viento”. Esto significa que el viento podría echar raíces en ella para darle alguna utilidad después de haber servido como asiento por algunos años. Este recurso de que los objetos cobren vida se llama personificación.
         Luego de conseguido su propósito, la silla se vuelve una especie de estación de descanso “donde las aves aguardan al sol”.
         Finalmente, la silla (ya convertida en “la raíz de un árbol de viento”) “se incendia de pájaros”, es decir, las aves la cubren como las llamas lo harían si se estuviera quemando. Esta idea proviene de la forma en que la luz se refleja en los plumajes de dichas aves al estar en constante movimiento sobre la vieja silla.

         Si tienen dudas, escríbanme: eligio_coronado@yahoo.com.mx

¿Desea dar su opinión?