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energiaBoletín del FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA de MEXICO
Organización obrera afiliada a la FEDERACION SINDICAL MUNDIAL

www.fte-energia.org | prensa@fte-energia.org
Volumen 9, Número 102, mayo 2 de 2009

1 de mayo en México

Calles desoladas, silencio sepulcral, tapabocas literalmente funcional, aspecto de huelga general. Patrones y gobierno encabezaron las acciones. Salvo excepciones, los trabajadores mexicanos acataron el llamado de “sus” cúpulas. La inacción, bajo el pretexto de la emergencia sanitaria, reveló la tragedia. El sindicalismo está secuestrado en sus propias organizaciones.

Férreo control estatal

Desde el 23 de abril, el gobierno federal y el del Distrito Federal (GDF) mantienen secuestrada a la sociedad. Solo vale la información oficial de la televisión, parcial, fragmentada y superficial. La emergencia sanitaria declarada con motivo de la súbita aparición de un virus no identificado de influenza fue un buen pretexto para suspender las actividades escolares, comerciales y laborales.

El gobierno y patrones declararon un paro de labores (sic) del 1 al 5 de mayo, tomando al primero como día de asueto, dos días del fin de semana y el otro como “puente”. Bajo esa argumentación, todos los días festivos y fines de semana se podrían declarar “paro de labores”. En este contexto, bastó que las cúpulas del Congreso del Trabajo (CTM) y Confederación de Trabajadores de México (CTM), que son las mismas, anunciaran que suspenderían la marcha del 1 de mayo para que, acto seguido hiciera lo mismo la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), supuestamente “por prudencia” y para colaborar con las autoridades. De esta manera, las marchas “oficiales” que se realizan ese día en más de mil ciudades del país fueron suspendidas por los charros sindicales.

Charrismo brazo del imperialismo

El charrismo es una supermafia antidemocrática, corrupta y criminal. Sí, son eso y más. Se trata de una superestructura constituida como parte de una estrategia política de amplio alcance que revela la tragedia del sindicalismo mexicano. El proletariado fue precursor de la Revolución, 50 años antes, los socialistas de la época difundieron las ideas del marxismo, así como, los acontecimientos de Chicago en 1886. A través de la prensa obrera se promovió la organización en varias partes del país. “Regeneración”, el periódico de los Flores Magón, fue la más alta expresión para canalizar el descontento. Durante años, la contribución obrera fue sangrienta.
Pero, en plena Revolución, el Estado se encargó de montarse en las organizaciones sindicales. La Casa del Obrero Mundial surgió en 1912 bajo los auspicios del gobierno. Sin embargo, en 1913, en plena dictadura de Victoriano Huerta, se realizó por primera vez en la capital del país la marcha del 1 de mayo; en varios actos se desafió a la dictadura y se enfrentó a la represión. Años después, en 1915, la Casa firmó el pacto con Carranza que llevaría a formar los tristemente célebres Batallones Rojos para enfrentar a Villa y Zapata. Los tranviarios aceptaron, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) no. Luego, el carrancismo traicionó a sus aliados desatando una feroz represión contra la huelga general de 1916, la única que ha habido en la capital en toda la historia.

Desde un principio, la presencia del imperialismo estuvo presente con el apoyo de los agentes de Carranza y la burocracia anticomunista de los Estados Unidos, especialmente la American Federation Labor (AFL), luego AFL-CIO. Esta intervención fue relevante durante la época de la CROM apoyada por los gobiernos de Obregón y de Calles.

Durante el cardenismo, la acción obrera tuvo sus momentos culminantes y, también, los más trágicos pues el propio Cárdenas, apoyado erróneamente por Vicente Lombardo Toledano, formalizaron el corporativismo sindical con el Estado. Con ello, el sindicalismo selló oficialmente la pérdida de la independencia de clase.

Desde Obregón, la marcha del 1 de mayo se había convertido en un “desfile” para loar al presidente en turno. Obregón se hacía llamar el “Lenin mexicano”, Calles se decía “el primer obrero de México”, y así sucesivamente los demás. Hasta los 70s, los charros sindicales movilizaban a sus contingentes en plan de supuesta fiesta y, a la vez, de sumisión. “Gracias señor presidente”, eran las consignas que se repetían cada año.

En 1974, nosotros (secciones nucleares del SUTERM) rompimos el silencio y, en plena marcha, al pasar frente al balcón del Palacio Nacional, nos detuvimos y no nos movimos. En medio de gritos, confusión y empujones ingresamos por la misma “puerta mariana” al Palacio Nacional. En el interior hicimos un mitin y concluimos logrando la contratación colectiva. Al siguiente año, los electricistas realizamos la marcha más importante de todos los tiempos. En contingentes intercalados, la Tendencia Democrática (TD) del SUTERM y del SME, marchamos unitariamente. Al siguiente año, la TD fue traicionada y violentamente reprimida.

Luego vinieron las provocaciones contra nosotros y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). En 1984 se lanzó una bomba molotov a los balcones de Palacio. Más tarde, se suspendería el desfile. Desde entonces, los charros se limitaron a realizar un desairado mitin y, luego, una reunión en la casa presidencial. La marcha unitaria del resto consistió en marchar por las mismas calles sin eliminar la costumbre de “desfilar”.

De una escisión en el CT se formó la UNT cuyo objetivo ha sido disputarle la interlocución a la CTM con el gobierno en turno. Ambas son organizaciones afiliadas a la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), actualmente Confederación Sindical Internacional (CIS), cuyo brazo latinoamericano era la Organización Regional Interamericana del Trabajo (ORIT), actualmente Confederación Sindical de las Américas (CSA). La CIOSL y ORIT, con el apoyo financiero y logístico de la CIA norteamericana infiltraron al sindicalismo mexicano hasta destruirlo poniéndolo en manos del charrismo.

Muchos investigadores, abogados y políticos reiteran que el charrismo “está en crisis”. Sí, pero al mismo tiempo, sigue manteniendo un férreo control. Décadas, casi un siglo de sumisión al Estado, aceptación de la corrupción, sin ninguna vida sindical y sin independencia de clase, han llevado a los trabajadores a aceptar sumisamente al charrismo negándose a desafiarlo.

Este 1 de mayo ha quedado de manifiesto que la gran mayoría de trabajadores mexicanos están secuestrados en sus propias organizaciones sindicales dominadas por las cúpulas charras. Sin la convocatoria (y/o permiso) de éstas, nadie se moviliza. Por supuesto, hay también un trabajo nulo de las organizaciones políticas de izquierda en el interior del movimiento.

La clase obrera no se mueve espontáneamente. Pero lo que ha ocurrido este 1 de mayo es la expresión de la degradación sindical basada en las decisiones de los verdugos que usurpan la representación de los trabajadores. Ni siquiera los que “se dicen” combativos se sostuvieron asustados todos por la sospechosa emergencia sanitaria declarada por el Estado.

Telefonazo mata rollo

El Frente Sindical Mexicano (FSM), encabezado por el SME declaró el 26 de abril que “pese a emergencia, habrá marcha el día del trabajo”. En el diario Milenio se publicó que “A pesar de las disposiciones oficiales para cancelar eventos multitudinarios para evitar la propagación del virus de influenza porcina, el Frente Sindical Mexicano informó que marchará el próximo 1 de Mayo, Día del Trabajo, porque no van a permitir que acallen su voz entorno al “estado deplorable” en el que se encuentra el país a causa de las políticas del gobierno de Felipe Calderón”.

“Eso es lo que ellos quisieran, pero no, se celebra el 1 de mayo, vamos a marchar del. Monumento de la Revolución al Zócalo”, aseguró a Milenio Diario Fernando Amezcua”, en nombre del FSM y del SME.
El 30 de abril, mediante una inserción pagada en la prensa comercial, el FSM, el SME y otras organizaciones informaron que “apelando a nuestro alto sentido de responsabilidad” suspendían la marcha, bla, bla, bla.

Al siguiente día, Martín Esparza, secretario general del SME, y Benito Bahena, secretario general de la Alianza de Tranviarios, se reunieron en el Monumento a la Independencia para colocar una ofrenda floral (sic) en honor de los Mártires de Chicago. El espectáculo fue grotesco y muy parecido a la tradicional demagogia del PRI reduciendo la fecha a un nivel escolar municipal. ¿Qué pasó? ¿Cómo fue que la combatividad verbal fue súbitamente limada? Muy sencillo, a la secretaría del trabajo de Calderón le bastó realizar tres o cuatro llamadas telefónicas para aplacar, literalmente, todo brote de “descontento”. Es el procedimiento acostumbrado.

No se suspendió la marcha

Los charros sindicales, y otras organizaciones, suspendieron su participación en la marcha del 1 de mayo pero ésta NO se suspendió, van 96 años de lucha ininterrumpida. La UNT y el FSM han declarado que “festejarán” (sic) el día del trabajo el 1 de julio (sic). Esta será una jornada de lucha o una movilización más pero el siguiente 1 de mayo será hasta 2010.

La marcha del 1 de mayo de 2009 se realizó en la capital e interior del país: Cuernavaca, Morelia, Acapulco, Oaxaca y Lázaro Cárdenas. La movilización fue convocada por los maestros de la CNTE y otras organizaciones, como el Frente de Trabajadores de la Energía (FTE). A la marcha asistimos algunos miles, principalmente maestros de las secciones 9 y 10 de la CNTE, trabajadores de la energía del FTE, trabajadores del Agua, Taller de Construcción del Socialismo, señoras de La Merced, trabajadores adheridos a la Otra Campaña, y organizaciones políticas como el Grupo Democracia Revolucionaria, el Grupo de Acción Revolucionaria y Unidad Patriótica.

El gobierno federal (y el del GDF) se evitaron las muestras de descontento reduciendo a los agraviados a mantenerse encerrados en sus casas. Todos los medios comerciales silenciaron más el ambiente avalando la crisis múltiple.
Después del mitin realizado en el Zócalo, los participantes nos reunimos en un convivio. Salvo una escaramuza con la policía, nadie fue contagiado ni contagió a nadie con el virus de la influenza “porcina”. En el análisis hay la autocrítica: el movimiento obrero independiente existe pero en difíciles condiciones resultado de la dictadura del charrismo sindical, la reproducción generalizada de sus vicios y la ausencia política de la izquierda mexicana.

¿Importa el número? Sí, pero éste NO define, el número solo cuenta cuando está unido por la organización y guiado por el saber. Reorganizar al movimiento obrero de México es la tarea estratégica prioritaria. Esto pasa por desafiar al charrismo y expulsarlo de todos los sindicatos. Pero el charrismo no se va a caer a pedacitos se necesita de una lucha generalizada. Algunos socialistas libertarios han criticado con razón el espectáculo bochornoso de los 1 de mayo. Otros obreros “ciudadanos” prefieren luchar individualmente. ¡Eso no basta! Necesitamos unificarnos como clase con base en definiciones políticas.

Frente de Trabajadores de la Energía,
de México

 

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