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1534 13 Marzo 2014

 

Trivializar el asilo
Samuel Schmidt

Ciudad de México.- Hace unos años Estados Unidos reclamó que se había cometido fraude con las solicitudes de asilo político de mexicanos. Al parecer algunos notarios, que por ley no pueden dar consejos políticos, llenaban las solicitudes de asilo porque al entregar la solicitud se recibía permiso de trabajo.

Canadá estableció la visa para los mexicanos porque muchos habían solicitado asilo político estableciendo una carga desmedida en su sistema judicial.
Estados Unidos reformó su ley de asilo de tal forma que el solicitante recibe permiso de trabajo solamente si se le concede el asilo, lo que puede tomar hasta años. No obstante esto, el número de solicitantes de asilo alcanza miles anualmente. La respuesta administrativa fue rechazar la gran mayoría de los casos, de hecho alrededor de un 98 por ciento de las solicitudes son rechazadas. Canadá protegió mexicanos y con el nuevo requisito migratorio ha reducido el número de turistas y solicitantes de protección.

Hace unos meses un grupo de jóvenes que califican para la ley del sueño americano (dream act), o sea que fueron llevados a Estados Unidos siendo niños, son indocumentados y carecen de un marco social adecuado en sus países de origen, aún así decidieron salir del país, con lo que activan un castigo de no ingreso por diez años, pero regresaron y pidieron asilo político. Fueron detenidos y su solicitud está en trámite. Posteriormente el número ascendió a 20 personas, y ahora se busca que sean 200.

Entre aquellos que tuvieron que salir del país perseguidos por el crimen autorizado, o sea, la fusión entre criminales y representantes del Estado, se levantó una gran preocupación porque pensaban que se trivializaban las solicitudes de asilo, lo que afectaría los casos que ellos pensaban eran verdaderos.

La casi totalidad de los dreamers son gente que entró a Estados Unidos con o sin documentos; algunos tenían visa y decidieron quedarse al vencerse la vigencia de la misma, o porque su posición política los ponía en peligro en caso de volver; es el caso de iraníes, por ejemplo. En ese grupo, los casos de personas que entran perseguidos en sus países son muy escasos.

El estatuto de asilo protege a aquellos que son perseguidos por sus preferencias sexuales, religión, opinón política, o pertenencía a un grupo vulnerable o perseguido (aquí entran las mujeres golpeadas). Recientemente se otorgó asilo a una persona que tuvo que huir porque lo extorsionaban, lo que optimistamente permitirá incluir como grupo vulnerable a las víctimas del crimen autorizado.

Debido a la política de deportación de Barak Obama que lleva más de dos millones de deportados, algunas de las víctimas de la misma se han vuelto víctima de los criminales en México y como testifica una de ellas, como regresaban de Estados Unidos, las extorsiones empezaron a llegar porque creían que llevaban dinero.

Lo cierto es que esa política de deportación ha creado varios tipos de víctimas, entre los que están: los que regresan sin tener el idioma y las habilidades para desenvolverse en un país que es suyo por referencia; los que regresan separados de sus familias. Cualquiera que sea la categoría en la que caigan, no encuentran el recurso para poder regresar y una de ellas decía: quiero volver a casa.

¿Dónde es casa? ¿El país donde uno nació pero decidió abandonar por la causa que sea? ¿El país donde uno decidió construir su futuro? Parte de la respuesta es moral y no jurídica.

Los dreamers están usando el recurso de la solicitud de asilo para presionar a Obama. Supongamos que en los próximos meses se presentan miles de solicitudes motivadas por la necesidad de muchos por volver a casa, ahí donde están sus familiares, sus medios de vida. El servicio de migración dirá que los mexicanos están abusando del recurso del asilo, seguramente asumirá una estrategia de lentitud burocrática –que les es bien conocida– que resolverá los juicios en años, llenará sus prisiones –que son negocio privado– de gente inocente. Y aprovecharán para rechazar las solicitudes de los perseguidos.

La derecha sostendrá que los migrantes abusan del sistema y son violadores de la ley, presionarán para que no haya reforma migratoria y exigirán que se aceleren las deportaciones. Aprovecharán para sostener que las peticiones de asilo político son triviales.

La petición de asilo se está convirtiéndo en un medio más para frenar las deportaciones, para reunificar a las familias, para obviar el elevado costo social que esta produciéndo una política migratoria insensible, con un sesgo anti mexicano muy marcado.

Por desgracia, tal parece que muchos pagarán el costo que ha producido una mala política anti drogas en ambos países, y una ceguera para atacar las causas de la migración masiva: el capitalismo salvaje que enriquece a unos cuantos mientras despoja de todo a las grandes mayorías.

 

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