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1548 2 Abril 2014

 

No veo la fórmula
Hugo L. del Río

Monterrey.- Nos aceleraron las candidaturas independientes. Ya las damos como un hecho y ya anticipamos la victoria de los postulantes. Creo que el Sistema se puede dar el lujo de abrir la puerta a los aspirantes sin partido. Los problemas que debemos superar son dignos de los antiguos romanos.

Un amigo –mis lectores son mis amigos– me escribe que el dinero no es obstáculo, porque la mayor parte de los candidatos en potencia son gente de billete gordo. Y aunque así no fuera, añade, nos queda el recurso de gastar suela. Me temo que las cosas no son tan sencillas. Los pretendientes a puestos públicos de elección popular tendrán que hacer campañas. Y éstas son mucho muy caras.

Hacen falta cordilleras de marmaja para la publicidad en TV, radio y periódicos; los mítines, desayunos, comidas, cenas; uno que otro regalo que deberá hacer el héroe civil dispuesto a sacrificarse por el pueblo a niños famélicos o señoras enfermas en sus caminatas de proselitismo por las colonias marginadas. ¿Tienen recursos de sobra los dispuestos a la inmolación? Entonces, son millonetas y buscan el cargo para engordar sus cuentas bancarias. Que me perdonen, pero que Dios me libre de los plutócratas de camisa roja quienes, disfrazados de marxistas o de perdiz de demócratas, se han comprometido ante notario público a servir al pueblo.

De los ricachones pienso lo mismo que el padre Brown, el simpático sacerdote-detective creado por el talentoso narrador GK Chesterton: “considerando la manera como Bruce hacía el dinero, considerando el modo como la mayoría de los millonarios lo hacen, casi todo el mundo hubiera hecho una cosa tan natural como es tirarlo al mar”. No: solicitantes de gran caudal, no. Mejor que se afilien a cualquiera de los tres partidos. Todas las grandes fortunas están manchadas de sangre humana y la gente con vigorosa salud financiera jamás entenderá los problemas de la clase media ni, mucho menos, el sufrimiento de los sectores populares.

Mi leyente alega que a falta de euros se puede trabajar intensamente: a golpe de suela se gana, me dice. Discrepo. No vamos a pagar las facturas de la propaganda política con zapatos gastados. Habrá alguna fórmula, tiene que haberla, pero no la veo. Algún optimista hizo algo que llamó encuesta, según cuyos resultados el 22 por ciento de los nuevoleoneses tienen confianza en los partidos políticos. Me lo creeré si le quitamos un dígito. La pureza moral, tanto del PAN como del PRD, es nostálgico recuerdo del pasado. Ninguna de las tres pandillas que se disputan la riqueza de México nos puede garantizar una honesta administración pública.

El último en hundirse en el pozo de la porquería fue el PRD. Escribe Julio Patán en El País: “el delegado de Coyoacán, Mauricio Toledo, empuñó el Blackberry, tecleó (sic): 'si publicas algo te mando matar cabrón'. El mensaje lo recibió el abogado Rodolfo Reus, que llevaba la causa de una inmobiliaria a la que, según se hizo público, Toledo había exigido una fuerte cantidad de dinero para darle el permiso de construir un edificio”. Toledo es del PRD, desde luego. Los líderes locales del perredismo tampoco son ángeles sin mácula. Ya escribiremos de sus prevaricaciones.

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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