Suscribete
 
1559 17 Abril 2014

 

Citizenville versus Nuevo León
Eloy Garza González

Monterrey.- Creer que la política puede seguir funcionando como hasta ahora es una ilusión de políticos provincianos como los que padecemos en Nuevo León. Esta clase política, corrupta y degenerada, supone que un simple clic en una página web, la publicación de un blog o un like en Facebook no es suficiente para subvertir el actual esquema de abuso del poder. Y están en lo cierto.

Pero de la mano de estas frivolidades digitales marchan al compás cambios de  fondo como transferencia de dinero en línea, afinidades electivas que se forman en escasos minutos de contacto por Internet, pequeñas “primaveras árabes” que trastocan las tendencias de consumo, hábitos sociales y preferencias electorales de países como México y estados como Nuevo León.

Las formas de pensar se han vuelto, paradójicamente, más individuales y autónomas pero al mismo tiempo más comunitarias. Aquella antigua corriente filosófica que preconizaba al ser humano exclusivamente como ser social (Robinson Crusoe perdería cualquier rasgo como persona tarde o temprano en su isla desierta) se patentiza en el uso actual de las redes sociales, magma hirviente de simpatías y diferencias colectivas.

La tecnología terminará por diseñar un nuevo modelo de gestión pública. La big data ahora secuestrada, monopolizada y distorsionada por gobiernos que desprecian la transparencia, tenderá a abrirse a los ciudadanos a pesar de las regulaciones represivas que le imponen administraciones como las de Barack Obama. Y entonces se crearán circuitos de retroalimentación ciudadana donde el rol del gobierno en muchos campos saldrá sobrando.

Al menos esta es la conclusión del ex alcalde de San Francisco, Gavin Newsom en su nuevo libro Citizenville. How to take the town Squire digital and reinvent goverment, publicado recientemente en EUA. La ciudad que Newson administró admirablemente es una de las más experimentales en materia tecnológica y los resultados saltan a la vista: una ciudad que por años se comparó en su retraso digital a Estonia o México y que en poco tiempo evolucionó al moderno entramado progresista del que ahora goza, con ciudadanos conectados en Internet para tomar casi todas las decisiones públicas en infraestructura urbana, plataformas de estímulos a emprendedores, información instantánea para trámites legales y conexiones a oficinas de correos, sistema de seguridad y protección civil.  

San Francisco y su Silicon Valley han reinventado la relación de los ciudadanos con su gobierno que ya es en gran medida digital y cien por ciento transparente. Newson pone el dedo en la llaga cuando escribe: “Resistirse a las nuevas tecnologías es la posición por defecto del Gobierno. La historia de gobernar es una historia de tecnofobia”. Por desgracia, parece que Newson describe al pie de la letra a los políticos nuevoleoneses. Y por eso nos va como nos va.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com