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Abraham Nuncio

Hacer la Europa. La celebración de la tolerancia. (continuación)

Otro carnaval. El del Eurogay Pride en Madrid. Un desfile estrambótico si los hay donde lo estrambótico se convierte en fiesta prevista y asumible. En una ciudad donde la mostración corporal no es menos moda que las corbatas de colores flameantes, sólo a un provinciano como yo se le altera el semblante cuando le sale al encuentro una mujer con los senos al aire en pleno corazón del antiguo barrio de los Borbones. Así que los hombres de pechos que no se arredrarían ante los de C icciolina , travestis, transexuales, homosexuales, parejas lésbicas y un alegre etcétera en gran desfile son los promotores de un turismo multitudinario donde caben familias enteras con pequeños en edad de la que antes se decía no era apta para ver ciertas cosas, japoneses con sus infaltables cámaras y curiosos –yo entre ellos. Lo único para lo que no hay lugar es para la beatería. El resultado del evento, al fin y al cabo, no sería más terrible que el de cualquier desfile-de- la Primavera . Salvo , claro, la desvelada, la cruda y en suma el reventón de los adolescentes para arriba.

Lo único para lo que no hay lugar es para la beatería. En el restaurante erótico La Almeja Picante lo hacen explícito. Pero el resultado del evento, al fin y al cabo, no sería más terrible que el de cualquier desfile-de- la Primavera . Salvo , claro, la desvelada, la cruda y en suma el reventón de los adolescentes para arriba.

Al día siguiente del desfile me apresuro a sondear la opinión pública. Escojo bien a mi muestra de uno. Es un hombre que frisa los setenta. La bolsa de supermercado y unos tallos de cebolla que de ella asoman me dan la pista correcta. Nombre: Francisco (así nomás por lo corto del trayecto para darse más datos). Ocupación: pequeño empresario dedicado al mantenimiento de limpieza de talleres y afines. Situación: a medio camino del retiro, pues ahora el hijo se encarga ya del negocio. Tema: el obligado. “Pues mire, mientras no salpiquen, que cada quien haga lo que le venga en gana.” El hombre no necesitó ver-leer uno de los objetos propagandísticos distribuidos por el Movimiento contra la intolerancia que hallé en la banca de una estación del metro: TOLERANCIA , Mi libertad guarda la tuya, Amaos , comunican las pancartas de la foto de una manifestación. La tolerancia consiste en el respeto, aceptación y aprecio de la diversidad cultural… (UNESCO) , dice el lema adoptado.

Ese talante puede tener sus opositores, pero me hace pensar en que no es excepcional; también me hace pensar en dos cosas: el machismo y la homofobia chez nous y en que no sería fácil celebrar así la tolerancia en Monterrey, ni siquiera con un evento como el próximo Fórum Universal de las Culturas, uno de cuyos temas es la diversidad. A sus organizadores, que nunca han hecho profesión pública de compromisos con la diversidad, la pluralidad, el respeto hacia las preferencias de los demás, no los puede uno imaginar inmersos en algo parecido sin hacer gestos de censura si no es que de escándalo. Como habitantes los más de ellos de San Pedro Garza García, jamás se han pronunciado en contra de las iniciativas y campañas cucufatas para eliminar ciertos anuncios en ese municipio que apenas si pudieran ser calificados de audaces. (Continúa)