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Vivir en Los Ángeles

(Una conversación con Rubén Villarreal)

Mario Valencia*

 

Rubén Villarreal es un inmigrante en los Estados Unidos. Hoy tiene el estatus de residente, llegó a esa emblemática ciudad del movimiento migratorio internacional, hace 22 años. Es un sociólogo observador de su entorno. Es negociador de contratos colectivos de trabajo de sindicatos, en su mayoría latinos en el área de los servicios en Los Ángeles. Participó recientemente en la discusión de las iniciativas para la reforma migratoria impulsada por Bush, representando a organizaciones de inmigrantes latinos. Rubén Villarreal (RV) es amigo de esta casa editorial y aceptó ceder parte de su tiempo para llevar a cabo una conversación con un servidor y brindar a nuestros lectores una mirada del significado de vivir hoy en Los Ángeles, California. Advertencia: como no es un análisis concienzudo de la problemática de la inmigración, no teorizamos, solamente reproducimos nuestra charla con RV.

 

Todos llegamos con nuestro morral

Esta metáfora resume en gran parte la problemática social, cultural, política y jurídica de los inmigrantes en Los Ángeles. Es una expresión de RV que quiere indicar que los latinos llegan cargados con sueños y expectativas, costumbres, culturas, usos de la vida cotidiana, pero también frustraciones y rencores por lo que su país de origen no les pudo dar. Los inmigrantes mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, y de gran parte de América Latina llevan en su morral sus historias de vida que se convierten en nostalgias, en la primera generación, a partir de la segunda generación (los nacidos allá) los recuerdos de padres y abuelos los remontan a pueblos y rancherías que conocieron de oídas y la nostalgia se transforman en auténtico interés por ayudar a sus paisanos, por repetir, por importar costumbres ancestrales. Hay pueblos enteros que sobreviven gracias a las remesas, y en nuestro país es la tercera en importancia en la entrada de divisas (después del petróleo y el turismo).

En este proceso de asimilación se distinguen tres tipos de procesos sociales de acuerdo con el estatus del inmigrante: a) los recién llegados, b) los de la primera generación y c) los inmigrantes de segunda y tercera generación (chicanos). Siempre, atendiendo la charla de RV, nos damos cuenta que la problemática de los inmigrantes recién llegados es más dramática, además constituyen la gran mayoría, puesto que en los últimos veinte años se ha triplicado la población latina en Estados Unidos y concretamente en el este, preponderantemente California y después Texas.

El drama tiene que ver con el choque cultural tan brutal, no solamente el idioma, sino que la mayoría de los migrantes proceden de pueblos pequeños de Michoacán, Zacatecas, Guanajuato, Oaxaca, Guerrero y otras entidades del centro y sur del país, cuyo desarrollo urbano y cultural es menor que las entidades del norte de México. RV nos dice que también en los últimos años, la emigración hacia la Unión Americana se alimenta en números cada vez mayores de la población de Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Sonora y Sinaloa, sobre todo los campesinos desplazados por la modernización agrícola. Pero en estas regiones mexicanas hay una vida cotidiana de mayor cercanía con la frontera estadounidense, desde diferentes vías; cine, televisión, turismo, radio, y otros conductos, que en el centro y sur constituyen solamente un dato, no un proceso de asimilación cultural. Los recién llegados se topan con las leyes antiemigrantes, con el racismo anglosajón, con las autoridades, la migra, la Bordel Patrol , los empresarios que los explotan aprovechando su indefensión, los que no les pagan por su trabajo, los que llaman a la migra para evitarse sueldos, también hay los abusadores de la misma raza, coyotes, pandillas, delincuentes comunes. El morral llega lleno y empieza a sufrir la primera descarga. (Continúa)

*Economista, subdirector de La Quincena.