La Quincena No. 46
Agosto de 2007
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Director:
Luis Lauro Garza

Subdirector:
Mario Valencia

Mesa de Redaccion:
Tania Acedo, Luis Valdez

Asesor de la Direccion:
Gilberto Trejo

Relaciones Institucionales:
Abraham Nuncio

Coordinador de Cultura:
Adolfo Torres

Comunicación e Imagen:
Irgla Guzmán

Asesor Legal:
Luis Frías Teneyuque

Diseño:
Rogelio Ojeda

Fotografía:
Erick Estrada y Rogelio Ojeda

Ilustraciones
:
Chava

Distribución:
Carlos Ramírez

Internet:

Gerardo Cantú:

pintor de enamorados

Hugo L. del Río*


A la entrada de la casona –enorme, maciza, con décadas de nobleza–  que habitan Marinés y Gerardo Cantú, montado en una mula pinta y con el brazo en cabestrillo, Fray Servando saluda al visitante. Las figuras en bronce recuerdan el episodio: cuando lo llevaban preso a la ciudad de México, luego del desembarco con Mina en Soto la Marina , el dominico se cayó de la montura y se rompió un brazo, el mismo que se había lastimado meses atrás en Londres. Eran, para variar, malos tiempos para el regiomontano, pero en su rostro no hay dolor ni preocupación: tiene la cabeza en alto, mira de frente y parece que nos está diciendo algo así como:
–¡Joder!

Gerardo nos cuenta la historia de la pieza escultórica: hizo dos ejemplares y los fundió al tiempo que pintaba el mural de 50 metros cuadrados –“el más grande que he hecho”– en la Biblioteca Central de esta metropolitana ciudad. Rogelio Sada lo animó a esculpir al Padre Mier en su jumento y Gerardo le regaló una de las dos piezas. Nuestro artista comenta:
– Fray Servando era como el Quijote de Nuevo León.
Esta casa de la colonia María Luisa es un organismo vivo de tanta obra y tanto trabajo y tanto sueño de hacer y crear: lienzos, dibujos, pinceles, esculturas, toda suerte de cachivaches de fierro que a Gerardo le encanta buscar en los tianguis. Y mientras caminamos entre pechugonas mujeres de bronce, tubos musicales, árboles y flores y matas verdes que a veces se enredan y sin duda conversan entre sí, dice que en las pulgas “encuentras belleza, verdaderas obras de arte”. Y luego suelta, como quien dispara a quemarropa:
–Estoy entusiasmado. Por primera vez, voy a pintar un mural al aire libre (Sus otros murales son interiores). Siento una emoción tremenda; no me dieron este mural ni me lo gané, pero me emociono y me entusiasmo. El Cerro de la Silla no me cabe en el corazón.
Será otra obra enorme, también de 50 metros cuadrados , en un muro de 13 metros de alto por casi toda una calle de ancho; esto, por llegar a Félix U. Gómez, como parte de la remodelación y construcción que arranca de Santa Lucía para terminar en Fundidora. Ya tiene en tarja –caló del oficio; viene de tarjeta– y dibujos los dos trípticos que formarán el mural.


Explica:
–Son cuadros y temas que he trabajado mucho tiempo. Las unidades de un tríptico se llaman Canto a la Vida , Canto a la Pareja y Canto a la Primavera . Las otras tres: El Beso Robado en Primavera, Carrusel y La Carrera de Obstáculos . No sé si irán juntos o separados, pero las medidas que estoy manejando son 4x3, 4x23 y 6x4.
Hombre y mujer, muchacho y muchacha, chicas, niños en caballos mecánicos de feria pueblerina, jóvenes que corren con la novia o la amante o la hermana en los hombros. Luces, árboles, pájaros. Gerardo quiere rendir homenaje a la música, la pareja y la mujer, y sembrar inquietudes: a dónde vamos, de dónde venimos, qué somos. Entre los signos de interrogación siempre habrá besos, abrazos y amor, mucho amor.
Dice:
–A los que estamos en un juego así, el vasito del amor se nos llena más fácil. En primavera hasta las plantas se ponen cachondas.
Y agrega:
–Si de alguna manera puedo encontrar a Dios es entre la gente. Siento que Dios es mi cuate, va conmigo. Así, no me preocupo. ¿Cuál es el problema, encontrarlo? Pero si Dios está en todas partes.
–¿Dios? Tú eres marxista.
Se ríe con carcajada de norteño enorme, barbado  y voluminoso.
–Hasta Marx se equivocaba.
Volvemos al mural. Todavía no sabe cuándo comenzará, pero deberá terminar antes de que empiece el Fórum. Y ahora reflexiona sobre la técnica. Maneja varias posibilidades. Se explaya:
–Una técnica mixta, entre mosaico bizantino y mármol. Originalmente se pensó pintar y hornear, pero quiero pensar otras cosas.
–Dejar la pared con puro mármol blanco, hacer el dibujo como si fuera un grabado y luego darle color.
–También conozco esta técnica checa –de joven, Gerardo estudió varios años en la antigua Checoslovaquia y conserva el amor por Praga– con pedrería, loseta y mosaicos venecianos.

Pero también piensa en usar mosaicos italianos combinados con mosaicos bizantinos.
La técnica tiene sus secretos y sus sutilezas. La reproducción hecha con cerámica “no me gusta mucho”, por otra parte, “tenemos que cuidarlo”: los murales al aire libre están expuestos a los elementos. Y luego, hay que hacer las cosas con estilo personal, “Cada obra debe tener un sello distinto”. Es un trabajo muy ambicioso. Por lo pronto, ya reclutó a dos colaboradores: su hijo Miguel Ángel y David Gerstein.
–Vas a necesitar mucha disciplina.
–La disciplina es para los militares. Yo trato de ser ordenado y batallo mucho para lograrlo. De joven aprendí a conseguir becas y ahora me obsequio a mí mismo y me digo que tengo un año para pintar lo que se me hinchen los cojones.
Y sigue:
–A mí lo que me fascina es la creación. Me gusta lo antiguo y lo moderno y es que, si es bella, hasta la más antigua obra de arte tiene modernidad. Nuestros tres grandes muralistas y Picasso son modernos.
–Tu obra tendrá la influencia de alguno de los maestros.
–Influyen en mí los Tres Grandes y Tamayo. Les tengo mucho fervor, sobre todo a Diego (Rivera); lo conocí, nos llegamos a apreciar. Él siempre estaba en disposición de ayudar.
Los murales. Gerardo está enojado, y con razón; tiene encarcelado el mural sobre la fundación de Monterrey que estuvo varios años en el Museo del Obispado. Las obras, dice, se pintan para que la gente las vea. El arte “es para todos”.
–Algún consejo para los pintores jóvenes.
Desde luego.
–Que se busquen a sí mismos, con tranquilidad. No se rindan a la expectativa de ser ricos y famosos. Lo que más vale son el sentimiento del gusto, la alegría de la realización. Eso, y que se fijen en su entorno geográfico, social, político. Son los problemas de la sociedad los que les darán los temas.
Y termina:
–La creación no es un invento ajeno al entorno.

Gerardo Cantú nació en Nueva Rosita, Coahuila en 1934; estudió en el Taller de Artes Plásticas de la Universidad , en la Escuela de Pintura La Esmeralda , de la ciudad de México; y en Praga. A los veintisiete años de edad, expuso en una muestra colectiva en el Museo de Arte Moderno de París. Ha exhibido su obra en el palacio de Bellas Artes, Argentina, Brasil, España, Estados Unidos, Francia, India, Paraguay, la República Checa y otros países. Pintó murales para el Museo de Antropología e Historia, la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Biblioteca Central de Monterrey. En 1965 se casó con Marinés Medero Vega (“No soy María Inés”, explica; “mi padre se llamaba Marino y mi madre, Inés”), tienen tres hijos: Mariana, Alejandro y Miguel Ángel.

*Periodista y editor