La Quincena No. 47
Septiembre de 2007
contacto@laquincena.info


Director:
Luis Lauro Garza

Subdirector:
Mario Valencia

Mesa de Redaccion:
Tania Acedo, Luis Valdez

Asesor de la Direccion:
Gilberto Trejo

Relaciones Institucionales:
Abraham Nuncio

Coordinador de Cultura:
Adolfo Torres

Comunicación e Imagen:
Irgla Guzmán

Asesor Legal:
Luis Frías Teneyuque

Diseño:
Rogelio Ojeda

Fotografía:
Erick Estrada y Rogelio Ojeda

Ilustraciones
:
Chava

Distribución:
Carlos Ramírez

Internet:

Pobreza latinoamericana

Ricardo Javier García Martínez*

Las ciudades latinoamericanas se han convertido en centros de actividad económica donde la riqueza no es distribuida con equidad. La razón es la insistencia gubernamental en aplicar políticas laxas de libre competencia, cuando estadistas de otros países con desarrollo económico capitalista han abandonado el laissez faire desde la posguerra, adoptando políticas de férreo control en inversiones extranjeras, protecciones al patrimonio nacional y subsidios a procesos económicos claves.

Esas políticas de oferta y demanda, promovidas con regulaciones distensas en México y Latinoamérica, hace décadas, fueron motor de riqueza en países industrializados, abriendo una brecha entre norte y sur, marcando un contraste de riqueza entre países desarrollados y subdesarrollados.

La migración campo-ciudad aceleró el proceso de urbanización en las ciudades de América Latina y acentuó la disparidad de acumulación de capital en las urbes respecto al campo, creciendo éstas caóticamente en la segunda mitad del siglo XX y extendidas, insustentablemente, al inicio del XXI, donde resalta el contraste entre riqueza y pobreza.

La pobreza en Latinoamérica y el mundo tiene mala fama, signo negativo, al igual que lo que huele al campo y a lo rural. Lo podemos constatar en México con datos del INEGI (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática) donde es más alta la pobreza alimentaria (14.4 millones personas) y la patrimonial (casi 45 millones) en el medio rural que en las urbes. Un gobierno federal ciego y obcecado en continuar políticas económicas que recuerdan aquéllas de inversión de capital extranjero en países colonialistas, con secretarios y asesores económicos que no cuidan ni auxilian el mercado interno al vaivén de la libre competencia, provocan que ésta sea un caballo de Troya que acaba por empobrecernos hasta importar gasolina, maíz y desconectar familias con medio millón de inmigrantes al año.

La mapificación de la pobreza no ha cambiado en 25 años, las áreas rurales siguen más pobres y en las urbes hay concentración de riqueza en islas urbanas con una periferia con disfraz de aparente territorio de libertad económica (al puro estilo informal mexicano) pero precario. Los países latinoamericanos tienen grandes recursos naturales, lo que obliga a establecer protecciones fuertes y políticas de control, dirección y regulación económica, buscando nuestro rumbo regional y la ansiada Unión Económica Latinoamericana sin sujeción ni conducción externa. Q

*Arquitecto y Urbanista