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15 de abril de 2010
15diario.com  


 

TRANSICIONES

Ganadores en BCN                                                       

Víctor Alejandro Espinoza

 

Baja California ha sido territorio panista desde 1989; o desde antes si nos atenemos a las elecciones de 1959, 1968 o 1971. En este amplio periodo de hegemonía, la única derrota dolorosa para el partido blanquiazul fue la del municipio de Tijuana en 2004, cuando Jorge Hank Rhon, candidato del PRI, se alzó con el triunfo frente al candidato del PAN (y actual presidente municipal) Jorge Ramos Hernández. Para muchos panistas esa derrota no ha sido digerida y les duele como afrenta, a pesar de haber recuperado la presidencia municipal 3 años después. Se juraron no volver a perder; primero el objetivo exterior: derrotar al PRI y luego los pleitos internos.

 

El PAN bajacaliforniano ha demostrado ser un partido disciplinado. De hecho los dirigentes sólo sonríen cuando alguien les recuerda o los increpa acerca de los muchos grupos que conviven y sobreviven a su interior. El único que habla sin rubor de la existencia de dichos grupos es Ernesto Ruffo Appel; personaje histórico del panismo en la entidad y a nivel nacional por ser el primer gobernador de oposición en la historia política mexicana. Ruffo Appel lo llama “la onda grupera”. Pero el PAN ha sabido lavar la ropa sucia en casa, salvo cuando algunos personajes se salen del redil.

 

Insisto, la disciplina la han podido guardar, en buena parte gracias al caudal de puestos de que disponen: delegaciones federales, ayuntamientos, congreso, gobierno del estado, etc. Justamente era la infraestructura institucional de que gozaba el priísmo anteriormente. La administración pública en sus tres órdenes ha sido el destino de los precandidatos perdedores. Así ha sido en las dos últimas décadas y no será diferente en esta ocasión. Si no hubiera recursos para la consolación, seguramente la disciplina se perdería y las contiendas serían muy diferentes. Es el recurso supremo del poder. No es lo mismo aceptar las derrotas y esperar un cargo que quedarse en el desamparo, como viene sucediendo en los partidos políticos perdedores.

 

El pasado domingo 11 de abril tuvieron lugar las elecciones internas del PAN para seleccionar a los 5 aspirantes a las alcaldías, así como a los candidatos por los 16 distritos al Congreso. Sin duda, de nuevo la atención la concitó la elección de candidatos al ayuntamiento de Tijuana. Tres precandidatos se disputaban la nominación: Carlos Torres Torres, Alejandro Monraz Sustaita y Javier Castañeda Pomposo. Mediante una muy intensa campaña publicitaria, que incluyó espectaculares,  medios electrónicos (incluso se utilizaron los tiempos oficiales en las estaciones de radio que transmiten en inglés para la población de ambos lados de la frontera) y las redes sociales que se tejen a través de la Internet.

 

Una queja extendida entre la población es que pese a tratarse de contiendas internas, la ley permite propaganda hacia toda la comunidad. Desde luego que los precandidatos buscan ganar posiciones a pesar de las limitaciones establecidas a las precampañas. Lo que deberá vigilar el órgano estatal electoral es que no se rebasen los topes señalados en el artículo 228 de la normatividad electoral que establece un 20% del máximo aprobado para la elección de 2007. Veremos que sucede en este renglón.

 

En el proceso mismo de las precampañas hubo mucha especulación acerca de los apoyos oficiales y de grupos hacia los precandidatos. Incluso se llegó a plantear la posibilidad de una alianza entre quienes se ubicaban en segundo y tercer lugar (Monraz y Castañeda); ello forzaría a una segunda vuelta en la elección. Pero ello no sucedió. Los tres pensaron que podían ganar la interna. Finalmente Carlos Torres obtuvo la mayoría de votos del padrón de electores: 775 (42.35%); mientras que Monraz se quedó con 622 (33.99%) y Castañeda 433 (23.66%). Pese a todo, al final se impuso la disciplina y dieron una conferencia de prensa asegurando ir a la contienda externa en unidad. Ya veremos.

 

Carlos Torres, un candidato joven y que derrocha entusiasmo, tiene el gran reto de ganarle al candidato del PRI, que todo indica será el empresario Carlos Bustamante. Desde ya debe construir una candidatura que vaya en sentido contrario de la imagen que se ha difundido: que es el candidato del presidente de la Republica y del gobernador (y por supuesto del secretario general de gobierno). Si ello le pudo haber servido en la contienda interna, luce como un elemento en contra en la externa; sus adversarios insistirán en que se trata del candidato oficial. Ese es el gran reto en lo inmediato; generar una imagen como un candidato con experiencia que no requiere de esos apoyos políticos para ganar.

 

Investigador de El Colegio de la Frontera Norte.

victorae@colef.mx

 

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