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19 de abril de 2010
15diario.com  


 

Si las elecciones fueran mañana

Abraham Nuncio

 

Si las elecciones fueran mañana, Rafael Rangel Sostmann, ahora rector del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), sería un candidato de peso y con posibilidades de triunfo.

 

Los politólogos adeptos a la creación de escenarios suelen emplear el término “Si las elecciones fueran mañana” para imaginar los resultados de una elección a partir de los datos que les proporcionan las tendencias en la intención del voto. Se trata de un instrumento de simulación que algunas veces resulta constatado por la realidad y otras veces no. En este artículo no pretendo algo semejante, sino sólo valerme de lo que me sugiere ese tipo de instrumento para compartir algunas ideas con los lectores, según lo que la realidad me permite percibir. El tema es el de la figura del candidato independiente / candidato ciudadano. Mi punto de partida es el discurso del rector del ITESM en la reunión interna a la que él convocó el pasado 11 de abril (Pronunciamiento y propuestas del Tecnológico de Monterrey para mejorar la seguridad en México), acto que fue la culminación de la brevísima marcha Movimiento por el cambio.

 

Antes de referirme al discurso como tal, me asomaré un poco al contexto en que se produce. Su percutor fue la muerte de dos estudiantes del ITESM a manos de efectivos del Ejército Mexicano, hasta donde la información periodística y la de las propias autoridades de aquella institución han permitido ver (a falta de la versión oficial). La respuesta del ITESM fue tardía. No obstante, la convocatoria a la marcha y al acto sobre la participación ciudadana y la política pública de seguridad, así como sus consecuencias y las iniciativas del rector del ITESM, le han permitido a éste dar al grave deterioro de su imagen lo que la gleba llama “una vuelta de tortilla”. Rangel Sostmann protagoniza ya un movimiento (por el cambio) político que tiene por primer perímetro de acción el de las universidades privadas y públicas. Para efectos de un escenario numinoso, Juan Ramón de la Fuente, presidente de la Asociación Internacional de Universidades, a quien se considera en ciertos círculos como un candidato potencial a la Presidencia, tendría ya a su virtual opositor en la modalidad de ex rectores.

 

El propio Rangel Sostmann precisó en su discurso que las propuestas y el pronunciamiento habían sido elaborados en la Escuela de Graduados en Administración Pública y Política Pública del ITESM. Me pregunto si Otto Granados Roldán –secretario de Comunicación Social de la Presidencia con Salinas de Gortari, más tarde gobernador de Aguascalientes y ahora director del Instituto en Política Pública de esa institución– intervino de alguna manera en la elaboración del discurso (Pronunciamiento) que deseo comentar. Lo que a todos queda claro es su condición de político neoliberal que confía, como los dueños del ITESM, en una segunda edición de reformas para abrir más aún la economía del país.

 

Estuvo presente José Antonio Fernández, presidente de FEMSA, flamante socio de Heineken y consejero de Enseñanza e Investigación Superior, la asociación civil dueña del ITESM. Los demás consejeros no hicieron acto de presencia. El de Rangel Sostmann parece, en más de un aspecto –su aliento, ciertas frases–, un remake de aquel discurso de Luis Donaldo Colosio. No por nada el periodista Julio Scherer García le preguntó si se lo había dado a leer previamente a Salinas. “No”, fue su respuesta. En este caso me pregunto si el rector le dio a leer el suyo, antes de pronunciarlo, al consejo de directores del ITESM, en su mayoría empresarios. Voy al discurso en ese que me parece su meollo político. Como Colosio, el panorama aparece sombrío y lo traduce a juicios morales: “Hoy nos encontramos ante una sociedad en que, lamentablemente, se promueven y viven valores muy distintos a los anteriores: consideramos el éxito individual como única meta en la vida, queremos lograr nuestros objetivos con el mínimo esfuerzo, tenemos los hábitos del dispendio y del consumismo, buscamos la riqueza como único fin, vemos la educación como vehículo para satisfacer exclusivamente necesidades personales, como lograr mayores ingresos monetarios. Nos hemos vuelto ciegos, sordos e indiferentes ante la pobreza, la injusticia, la falta de oportunidades, la desigualdad y el desempleo, y vemos todas estas anomalías como algo natural y normal en nuestra sociedad: nos hemos puesto un velo en los ojos”.

 

En ese panorama ve la corrupción promovida por el ciudadano común (el soborno al policía), el alumno (que copia o plagia), los empresarios que se valen de ella para lograr contratos o ventas a efecto de aumentar sus ganancias o reducir sus pérdidas. Fustiga a los padres de familia, que se desinteresan de sus hijos; a los funcionarios públicos inmersos sólo en su carrera o en el debate partidario; a los medios de información que manipulan en vez de informar y formar opinión; a las propias universidades que se han esforzado menos en formar ciudadanos “que asuman su responsabilidad social y política para cambiar este país”, que en encauzarlos hacia una alta “empleabilidad (sic) con fines monetarios y de éxito profesional”. Y se refiere a su gremio: “Los profesores y directivos debemos enseñar a nuestros alumnos con el ejemplo, y eso es algo que olvidamos frecuentemente”.

 

Enfatiza el propósito fundamental de su mensaje: “Si queremos una sociedad equitativa, solidaria, justa y con paz social, tenemos que cambiar esta forma de actuar en lo particular, en lo social, en lo empresarial, en lo político, en lo educativo y en lo gubernamental”. Pronuncia uno de sus remates, que es insoslayable: “Recuperemos la cultura del esfuerzo y el amor al trabajo”, y lanza un infaltable “Viva México”.

 

En la medida que se han desmonetizado los partidos, y con ellos sus posibles futuros candidatos, un candidato “moral”, surgido desde la academia y con un prestigio apenas ensombrecido por su actitud ante la muerte de los dos estudiantes, les vendría como anillo al dedo a los empresarios regiomontanos. Finalmente, las palabras, palabras son.

 

Antes, dicho grupo empresarial vio frustradas sus intenciones de ver a un político del todo identificado con él en la silla presidencial. Harán, a no dudarlo, un intento más. En el rector disponen de un hombre que los representaría, a pesar de su discurso, como el mejor ex empleado suyo que hayan podido tener.

 

La figura de Rangel Sostmann es para mí la que mejor embona, aunque él mismo no lo quiera, con la del candidato independiente o candidato ciudadano con una aparente gran autonomía. Esa independencia y esa autonomía son, para mí, semejantes a la que tienen instituciones como la Federación de Sindicatos Independientes o la UAG.

 

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