Educación física y obesidad

Héctor Franco Sáenz

Antes de la aprobación de los paquetes de estímulos y salarios para los agremiados del SNTE, durante varias semanas el asunto más importante que se debatía en el campo de la educación fue el de la obesidad y la llamada comida chatarra.

Durante varias semanas, o quizás hasta meses, la controversia se dio entre la secretaría de salud y la SEP, la primera argumentando que el asunto debería tratarse en el área educativa y la segunda señalando que eso no le incumbía.  

En medio de esta situación la cámara de diputados, a iniciativa de la comisión de salud de la que forma parte Cristina Díaz, retomó el tema y el martes 13 de abril aprobó por 372 votos a favor, cero en contra y una abstención, que las “autoridades sanitarias, educativas y laborales apoyen y fomenten actividades que promuevan una alimentación equilibrada baja en grasas y azúcares que permitan un desarrollo sano del núcleo familiar, así como la obligatoriedad de practicar 30 minutos diarios de ejercicio físico para prevenir padecimientos de sobrepeso y obesidad.” Así la cuestión, en estos días llega al senado, quien en principio asume el problema, mencionando apoyar lo acordado por la cámara baja.

Como muchas cosas que suceden en este país nuestro, de inmediato vinieron las reacciones contrarias a lo acordado, unas, descalificando rotundamente la pertinencia de esas reformas, como lo ha hecho el PAN, y otros, enarbolando su aplicación, como es el caso del PRD, desconociendo hasta este momento la posición del PRI en esta instancia legislativa.

La actitud de descalificar o rechazar de entrada la viabilidad de lo ya acordado por los diputados no nos parece prudente, dado que es un problema ya señalado en este espacio respecto al lugar que la educación física ocupa en la currícula de la educación básica.

Tampoco creemos adecuada la postura, como lo planteó el líder nacional del SNTE, que solamente ve los obstáculos para llevar a cabo la reforma, en vez de estudiar las maneras de cómo se puede instrumentar, dado que la realidad  del problema es absolutamente real, dado que el sobrepeso y la obesidad alcanzan cifras alarmantes como en varios estados de la república, donde siete de cada 10 hombres, o sea el 70 por ciento son obesos y en las mujeres, la prevalencia combinada de sobrepeso más obesidad, es superior al 70 por ciento. Según datos de la cámara de senadores, la obesidad en niños de cinco a 11 años de edad aumentó 77 por ciento en los últimos años, esto es uno de cada cuatro alumnos de primaria tiene problemas de ese tipo, lo cual ubica a nuestro país en el quinto lugar a nivel mundial y el primero en América Latina, junto con Venezuela y Guatemala.

La obesidad entonces no es el fondo del asunto, el problema está en los malos hábitos alimenticios en la misma casa, que se prolongan o son reforzados, por los patrones de consumo alimentario en la escuela, así como en la realización mínima de ejercicio y el sedentarismo favorecido por la televisión y el uso excesivo de computadoras y videojuegos. 

Debe tenerse presente, que en estos momentos, por si había alguna duda, la obesidad ya es considerada como una enfermedad, o como dicen en inglés "una condición médica", campo del conocimiento para el que la obesidad, viene a ser: la acumulación excesiva de energía en forma de grasa o tejido adiposo, en varias regiones del cuerpo”, lo cual viene a predisponer un muy variado número de enfermedades y complicaciones.  

Como consecuencia de los hábitos mencionados “es darle al cuerpo más energía de la que utiliza y cuando este equilibrio se rompe, viene primero el sobrepeso y después la obesidad, en cambio, cuando se come mucho, pero se queman todas esas calorías con ejercicio físico (como le hacen los atletas), no hay ningún problema, porque se mantiene este equilibrio del que hablamos. El problema es cuando comemos mucho, de mala calidad y no tenemos actividad física constante.

En estos días el problema de la obesidad es multifactorial.  La sociedad cada vez más sedentaria, la genética que siempre influye, la publicidad agresiva de los productos que con el tiempo todo es más grande, como los refrescos embotellados, que pasaron, por ejemplo, de 500 ml a 3 litros y en los EEUU de 4lt. Los refrescos individuales, el promedio son de 600 ml por lo que aparecen ridículas las presentaciones de "botellitas" de refrescos que vendían y hasta todavía en los 90s, servían en los eventos sociales.

Los tiempos han cambiado, antes de algún “gordito” o “gordita”, al verlos se decía, aparte de ser muy agradables, “está lleno de vida” en cambio hoy es lamentable desde muchos puntos de vista dado que cada vez más padecimientos y enfermedades se asocian a la obesidad, como las enfermedades vasculares, la diabetes, los problemas respiratorios, en las articulaciones, la depresión y otras, por lo tanto, no es cuestión de moda o imagen, en el fondo es un asunto de salud. 

Partiendo de que de todo debate se aprende y si se busca sale algo positivo, en este asunto ya ha habido buenos frutos, por lo pronto el grupo Maseca se comprometió a garantizar las propiedades proteicas de sus productos. Pepsico anunció que para el 2011 retirará sus productos “chatarra” y el secretario de educación de Nuevo León, Antonio González Treviño, en vez de rechazar la recomendación, dijo que por lo pronto, en Nuevo León se destinarán 15 minutos diarios de actividad, aunque deben buscarse más opciones, como la de hacer un inventario de los espacios deportivos que se tienen, un programa de actividad física que no requiere necesariamente amplios lugares, y sobre todo la meta ideal: que las escuelas sean de tiempo completo.

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