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21 de abril de 2010
15diario.com  


 

ANÁLISIS A FONDO

The American Way Of Life

Francisco Gómez Maza

 

Indígenas mexicanos en prisiones de Estados Unidos

“El Norte”, un infierno para miles de indios mexicanos

 

mazaimgLeyendo aquí, leyendo allá, que esa es mi tarea a pocas horas de tocar la campana de catedral anunciando las cero horas, me hallé con una historia escrita por Emilio Renero, desde la californiana Los Ángeles, integrante de “Lectores corresponsales” de uno de los mejores diarios españoles – La Vanguardia -. El artículo de Renero registra información que muchos periodistas mexicanos, e incluso el gobierno, ya conocemos porque le damos seguimiento al asunto de la emigración de trabajadores mexicanos, sin trabajo, sin horizonte, sin esperanza en sus lugares originales, que diariamente emigran pa’l norte en busca del sueño americano. En el foxiato, se dice que se fugó un promedio de 500 mil ciudadanos hacia el otro lado del Río Grande o Río Bravo, un río que en tiempos de estío es un arroyuelo, tan fácil de cruzar, incluso caminando, so pena de que los potentes reflectores de la Patrulla Fronteriza estadounidense lo pesquen a uno como pez en el agua. Los mexicanos, la mayoría, entran en territorio estadounidense de “mojados” (así se les dice porque salen mojados de la ría), de indocumentados, y son perseguidos inmisericordemente por la policía migratoria del vecino país, no obstante que representan una fuerza de trabajo para trabajos despreciados por los blanquitos gringos y contribuyen con alrededor del 20 por ciento a la economía estadounidense, a lo que los sabiondos economistas llaman Producto Interno Bruto.

 

Interesantísima la historia narrada por Renero desde una de las ciudades más mexicanas de la llamada Unión, en donde en muchos comercios hay tarjetones que dicen: Spoken English, porque la mayoría de sus habitantes se relacionan y se comunican en castellano, y castellano mexicano principalmente, un lenguaje ininteligible para los europeos que hablan el español de España. El “lector corresponsal” de La Vanguardia denuncia que, en las cárceles norteamericanas (así les llama él: norteamericanas; aunque norteamericanos somos también los canadienses y los mexicanos, porque México, Estados Unidos y Canadá integran Norteamérica. Aquí a los gringos les calificamos de “estadounidenses”), hay cerca de 20,000 presos mexicanos, que no sé por qué llaman indígenas, que tan indígena es un oriundo de Madrid, como uno de Londres, o uno de Bagdad, o uno de Nueva York, víctimas de “su” ignorancia y costumbres. ¿No será, amigo Renero, que víctimas de la sevicia, del odio racial, de la discriminación, de las leyes injustas del establecimiento estadounidense? Porque los indios mexicanos lo que menos tienen es ignorancia, Ya los debería usted ver y conversar con uno de ellos. La verdad es que usted no tendría mucho que enseñarles y sí aprender horrores de ellos.

 

Pero bueno, sin afanes discutidores ni críticos, ni menos burladores, el despacho del colega avecindado en la ciudad más mexicana de los USA nos cuenta que, en la actualidad, los archivos penales de los Estados Unidos están repletos de historias descarnadas y lamentables de miles de indígenas procedentes de México, que se estrellaron contra un sistema legal que desconocen, portadores de unas costumbres tribales y ancestrales (eso es cultura verdadera, palabra verdadera, amigo Renero. Lo que sí es tribal es la civilización del ciudadano salvaje de las grandes y modernas urbes del mundo, que viven explotados por las llamadas leyes de la oferta y la demanda y por los estúpidos mensajes de los medios electrónicos de (in) comunicación), que no tiene nada que ver con las normas del país al que llegan y con el que chocan inevitablemente. Anclados culturalmente en su pasado (¿pasado? Yo diría que los indios mexicanos viven más intensamente que usted y yo su presente presentísimo), se estrellan contra un futuro que no existe (claro. En esto tiene razón. Del futuro, la única certidumbre que yo abrigo es que he de morir; cuándo y cómo, no lo sé. El futuro no existe. Ni el pasado), y que se imaginaban promisorio y feliz, lejos de sus aldeas (¿aldeas? Ya quisiera que visitara los pueblos y comunidades indias de México. Quedaría sorprendido como quedó Bernal Díaz del Castillo, el soldado historiador al mando de Hernán Cortés, cuando vio la ciudad de los mexicas, más bella que Venecia, más reluciente que París, más señorial que Madrid, con sus límpidos y maravillosos canales de color jade. Tenochtitlán sí era una ciudad. Las europeas eran sólo villas) en México, dejando atrás su miserable vida y el abandono sistemático y criminal de unas autoridades mexicanas que no quieren saber nada de levantar la penuria de sus gentes, ni tan siquiera en ocasiones tratar de proporcionarles ayuda consular en su problemas en los Estados Unidos.

 

La mayoría de esta pobre gente y sus circunstancias dramáticas, sencillamente no existen para el gobierno mexicano. En México nunca pasa nada y a los mexicanos tampoco; todo está bien y los agregados legales y consulares "cumplen" oficialmente sus deberes para con sus ciudadanos, manifiestan de forma ostentosa y circunspecta, cuando son entrevistados por los medios informativos respecto a ello. (Y en esto sí, querido Renero, no está errado). Mientras tanto y según las últimas cifras aparecidas recientemente, si en el año 2005 y según la Secretaría de Relaciones Exteriores los procesos legales contra mexicanos en EU., fueron de 14,622, en 2008 ascendieron a 19,782. Prácticamente 20,000 “indígenas” (ciudadanos mexicanos de otras culturas, querido lector corresponsal) están tras las rejas actualmente en diferentes estados de la unión americana y presos de un sistema legal desconocido para ellos. Y yo agregaría que estúpido por injusto, racista y excluyente. De cada cien mexicanos encarcelados en los Estados Unidos, diez son indígenas (indios, estimado), procedentes especialmente de los estados de Guerrero y Oaxaca, una de las regiones más pobres y deprimidas de toda América Latina. (Bueno, digamos mejor que una de las regiones en donde la riqueza está más concentrada en muy pocas manos, porque guerrero y Oaxaca son riquísimos en recursos naturales, mineros, agropecuarios entre otros, pero que están en manos de unos cuantos. Es decir que constitucionalmente todos somos iguales, pero hay unos más iguales que otros.) Y por ahí continúa el lector corresponsal de La Vanguardia, pero se me ha acabado el espacio para continuar glosando. Para el lector interesado, vale la pena leer el artículo completo. Muy extenso por cierto para un diario. Pero lo pueden encontrar en: http://www.lavanguardia.es/lectores-corresponsales/noticias/20100412/53897893414/indigenas-mexicanos-en-prisiones-de-estados-unidos-mexico-omar-america-latina-california-hernandez-g.html.

 

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