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946 9 Diciembre 2011

Cómo que no hay culpables en el Royale
Hugo L. del Río
 
M
onterrey.-
El gobierno y los casineros brindan por su sonado éxito. Ha llegado la hora del triunfo y la felicidad. La tragedia del Royale fue cosa del destino: ¿culpables, qué es eso?
 
La casa de apuestas era un ejemplo a nivel mundial de acatamiento a las más exigentes reglas de seguridad. Así lo da a entender la élite del poder: Laura Gurza, coordinadora general de Protección Civil de la Segob; la procuradora general Marisela Morales; el procurador local Adrián de la Garza –si Rodrigo Medina dijo algo no lo oí— todos coinciden: no hay delito que perseguir, salvo el holocausto que, según “la autoridá” provocaron unos pobres diablos.
 
Lo que tenemos enfrente es una montaña de abominaciones: un hombre probo e intachable como don Andrés Molina, jefe de bomberos, quien estuvo en el incendio confirmó que sólo había una puerta de emergencia: los reglamentos precisan que para un inmueble de ese tamaño hacen falta seis. Un reportero le comentó a don Andrés que, según Gurza, el desplumadero tenía todo en orden: el veterano apagafuegos se limitó a contestar: “yo estaba ahí”.
 
No dijo que ella se encontraba a mil kilómetros de distancia, ni falta hacía.
 
De aspersores, muebles y alfombras con retardantes al fuego, extinguidores y personal capacitado para hacer frente a una situación de esa gravedad, ni para qué hablar. Nada de nada.
 
Carajo: tanto dinero que gana la mafia y ni en extintores gasta. Y es que no es lo mismo México que Las Vegas. Allá sí exigen.
 
El siniestro Cuitláhuac Salinas, a quien la PGR premió por su “faena” aquí, se une al eco de mentiras. En la más noble tradición de la burocracia judicial mexicana, se apresura a desmentirse: por lo menos no nos culpa. Siempre no dijo lo que dijo que dijo.
 
Ah, pero además Segob y la procu general nos hace saber que será hasta dentro de doce años cuando podremos ver los vídeos del atentado que costó la vida de 52 adultos y un bebé nonato.
 
Explica la PGR: no hay que darles ideas a los malos. Luego está lo del seguro de vida: nanay, como era de esperarse.
 
Los deudos de los clientes, en su mayoría, dicen que no quieren dinero: lo que demandan es justicia. Pero es muy diferente la situación de los empleados fallecidos: vivían al día y ahora...

Claro, tal vez Felipe Calderón se digne hacer otra guardia de dos minutos para la foto, con Poiré a un lado firma que firma permisos para nuevos centros de lavado de narcodólares disfrazados de templos de Birján.
 
Bonito cochinero nos armaron.
 
Los tres niveles de gobierno y los mafiosos se cubrieron de materia fecal. Nada nuevo: viven en un pozo de porquería. Eso sí: con mucho billete gordo.
 
En México la vida humana es muy barata, aunque la justicia lo es todavía más, particularmente en estos años de rebaja.
 
Es irónico que la procuradora Marisela diga a sus 32 empleados comisionados en las entidades: el que “no quiera o no pueda” que se vaya. Como si ella hiciera su tarea. Basta con ver cómo trató  –ha de ser pariente de los Peña Nieto─  a los padres de los niños quemados en la ABC de Hermosillo.
 
Dijo la viuda de una de las víctimas del Royale: “Qué justicia podemos esperar si Adrián de la Garza es el procurador”.

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