POESIA GAY REGIOMONTANA
Eligio Coronado

¿Es la poesía gay un producto homosexual dirigido a homosexuales? Por supuesto que no. De lo contrario tendríamos que asumir que la poesía femenina es sólo para mujeres. Asimismo, y en ámbitos más generales, diríamos que los personajes femeninos (Medea, Penélope, Madame Bovary, etc.) creados por hombres, son sólo para lectores masculinos.

         La verdad es que la literatura no tiene sexo. No es masculina, femenina o gay, dependiendo de las preferencias sexuales de su autor. Es literatura simple y llanamente.

Un arte que se hace con palabras. Que el seudopuritanismo descalifique e intente reprimir o menospreciar esta clase de literatura es una cuestión de intolerancia, mas nunca un juicio valorativo.

         Poesía gay regiomontana. Antología* recoge la obra de ocho autores locales que han enfrentado “una cultura muy machista y muy poco igualitaria”, a decir de Luis Aguilar (p. 15). La compilación fue realizada por los escritores Arnulfo Vigil (Montemorelos, N.L., 1956) y Ernesto Castillo (Monclova, Coah., 1960).

         Dos de los autores incluidos (Jorge Cantú de la Garza y Xorge Manuel González) fueron en su momento sólidos pilares de nuestra cultura, el primero como promotor y el segundo como educador. El resto (Antonio García, Alejandro del Bosque, Mario Prado, Cuitláhuac Quiroga Costilla, Luis Javier Alvarado y el citado Luis Aguilar) son activos protagonistas del ambiente cultural.

         La poesía gay transcurre en nuestro medio y emplea nuestras mismas palabras. Expresa su concepción de la vida igual que todos. Se ve afectada por variaciones de ánimo, como es normal. A veces se refiere a pronombres masculinos para indicar un interés o un afecto (como también la poesía mística lo hace).

         Como en toda literatura hay suficientes dosis de ternura (“Late aún, corazón mío, / fragua otro crimen / abominable / y demórate en los detalles” (Cantú de la Garza, p. 30), humor (“Luego vino    Luego queso / Vino el beso / Vino el yeso y quedó tieso” (García, p. 44) y soledad (“Cosas sencillas colman ya el aburrimiento / Salir a la calle     Regresar sin caza / Enceguecer frente al destello” (Aguilar, p. 85).

         Finalmente, los compiladores (Vigil y Castillo) proponen legitimar esta literatura llevándola a los recintos académicos porque “Lo importante, a fin de cuentas, no es la sexualidad de un poeta sino el tratamiento poético de la diversidad sexual” (contracubierta).

* Arnulfo Vigil y Ernesto Castillo. Poesía gay regiomontana. Antología. Monterrey, N.L,: Oficio Ediciones, 2006.    91 pp.   (Colec. Poesía)         

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