OPINIONES DE UN PAYASO
LOS OJOS
DE CHRISTINA AGUILERA
Luis Valdez

En el billar del Conejo están viendo el juego de Pachuca vs Indios. Estamos en el centro de Actopan. Raúl le dice al Conejo que mejor nos cobre los limones. Los limones de este municipio son dulces. “También los chavitos”, dice Raúl.

Ya llevábamos cuatro cervezas y diez limones cuando nos decidimos ir a la Feria del Mango. Como en las buenas tradiciones de las ferias de pueblo, toda la fiesta es en la Plaza de Armas. Ahí, la animadora invita a muchachas locales para que se peleen por Camilo, el Rey Feo 2009. Lo llaman Cami, de cariño, y le chiflan y piropean.

Después de este evento presentan a la ganadora de “La canción de televisión veracruzana”. La mujer canta muy agudo y no deja de culpar
a los de audio. Concluye su presentación musical de 130 kilos con el tema que la hizo ganar: “Pies Descalzos”, de Shakira. El extremo de su número es cuando intenta moverse como la cantante colombiana. Al acabar esta canción presentan a un animador y dos mujeres que se ponen a bailar reggaeton. El tipo invita al escenario a cuatro tipos y los pone a bailar con mariconería. El último es un chavito de 16 años y Raúl se queda impresionado con su baile. Yo le calculo que en un par de años será streapper en El Closet, de Xalapa.

Salimos de la feria, y en una esquina Raúl le habla a un amigo nuestro del pueblo al que le llamamos Pelón y le pide que le consiga un chavito. Lleva a un güero. “Es el Borrego”, nos dice. El muchacho saluda y dice que quiere invitar a un amigo. Es el stripesito que se ganó una playera chafa (pero oficial) de la Feria del Mango Actopan 2009.

Vamos camino a un bar de la carretera llamado Coyote Ugly y el Borrego comienza en un plan mamón a echarle carrilla al Pelón. Al detenernos en la puerta, le echo pedos al Borrego, aclarándole quiénes son nuestros amigos y quiénes no. El tipo pide disculpas, pero Pelón ya se ha escabullido de regreso al pueblo por entre el monte en el que está metido el bar. Por alguna extraña razón prefirió escapar a tener problemas con Borrego.

Regresamos al pueblo y Raúl insiste en que vayamos a beber caguamas al
Río, curiosamente llamado Río Actopan. El Borrego comienza a platicar que en su pueblo todos son muy buenas gentes, pero una vez había fiesta en el río y unos turistas se quisieron pasar de lanza con unas amigas suyas.
-Y allá donde acaba el puente pescamos a uno, y lo dejamos medio muerto a patadas.
En eso, el Stripersito señala hacia el otro extremo del río…
-Mira, Borrego, allá viene la banda con el Gato.

Miramos hacia donde está el puente (también llamado Puente Actopan).
Es la única salida de este lugar, y está cerrada por esos veinte tipos que se acercan encabezados por su líder: el Gato.

Llegan al otro extremo donde estamos nosotros, llaman al Borrego y se le alcanza a escuchar: “Ellos son buena onda”. Está diciendo esto cuando el Gato saca una escuadra y se la pasa al Stripersito. Raúl, que confiesa ser intolerante, de manera mágica se ha convertido en la persona más agradable del mundo: “Vamos a abrir las caguamas, ¿traemos más o qué?

El gato le pide la escuadra a Stripersito, le saca el cargador y le
regresa el arma vacía. Se acerca y nos saluda.
-¿Vamos a la gallera? Para ver cuáles podemos vender mañana –dice el Gato.
-¡Órale pues! Nomás pasamos por unas caguamas.

Y mientras los Gatos caminan hacia la gallera, que está en un terreno baldío en el que no puede entrar la camioneta, nosotros vamos de regreso al Coyote Ugly, con la excusa de las caguamas. Miro al Borrego, a quien media hora antes le hablé de manera encabronada, y ahora le digo:
-¡Me caes muy bien, compadre!

Llegamos de nuevo a esta cantina de la carretera y ahora sí entro. En una mesa están un borracho dormitando, una fichera aburrida y un travesti toqueteándole una pierna al borracho dormido.
-¡Tú eres la Señorita Simpatía! –le digo al travesti.
-Abril para ti, corazón -contesta.
-¿Y cuando no trabajas aquí?
-Ay, todos preguntan eso… Afuera soy Julio. Pero ésa es otra historia.
Raúl se queda afuera con el Stripersito. Borrego toma al borracho y se lo lleva arrastrando a otra mesa. Desde allá me grita que me siente a un lado de la fichera.
-¿Me pagas una cerveza? –pregunta ella.
-Si te vas a poner ebria, sí.
-Claro. Soy una borracha -contesta.
-¡Ay, sí! –agrega Señorita Simpatía-. Esta es una pinche borracha sin clase.

Distingo un altar a la Santísima Muerte junto a la hielera y me levanto para verlo. Señorita Simpatía me dice: “a veeeer” y me toca de un hombro para verme a la cara…
-¡Cosa! ¡Tienes los ojos de Christina Aguilera!

Regreso a mi mesa y la fichera pide otra cerveza.
-No te veo ebria… deberías darte un par de volteretas para que el gasto valga la pena.
-Soy la única mujer que vino a trabajar hoy. No me conviene ponerme ebria.

Raúl se asoma por la puerta desde fuera del local, haciéndome una seña para que nos vayamos. Le pregunto a Señorita Simpatía cuánto es de las
cervezas.
-¡Nada, vete!
-¿En serio?
-Tu amigo ya pagó. ¡Vete!... Corre con el viento.

Y me largué de ahí.

¿Desea dar su opinión?

Planear viaje Radar Local Pronóstico

_______________________