DOS CARTONES
DE MONTERREY
Gerson Gómez

Manos vacías, barrigas con cinco meses de embarazo. Así regresaron a Monterrey, Lucy y Dinorah. Cansadas pero no derrotadas.
Lucy compró el boleto sencillo hasta Argentina. Quemó las naves, como muchas lo han intentado.
Remató las magras pertenecías: muebles, cama y estéreo. Sólo su lap top y la ropa que tuvo espacio en el back pack.
Dinorah, cargó con todo lo que pudo: hasta la plancha y la secadora de cabello.  Lo sacó de  la casa de sus padres en el fraccionamiento petrolero de Cadereyta.
Ellos entendieron que a donde iba necesitaría enseres para hacer vida.
En Venecia, Dinorah conoció a Paula, la argentina. Con ella tuvo sus primeras experiencias lésbicas. Entre góndolas y el desprecio de su ex novio, Dinorah se enamoró de aquella rubia pequeñita que hablaba muy gracioso.
Paula invitaba mate a Dinorah. Se encontraban en su buhardilla, todas las tardes después de ir a las clases de italiano.
Ahí comieron pasta, bebieron vino nuevo, escucharon a Piazzola, se besaron y amanecieron cansadas y aún ebrias con un qué querés de desayunar mi amor.
Dinorah suspiraba abrazando a Paula. Le cantaba canciones de Juan Gabriel. Colmada de necesidad confesó estar embarazada.
¿Cómo puede ser? Pidió explicación Paula. Nunca fui regular, justifico Dinorah. Sí, sí, boluda, pero ya son cuatro meses que estamos juntas.
Dinorah le contó de la tarde antes de conocerse, cuando llegó a visitar a su antiguo novio e hicieron el amor como acostumbraban, sin salirse.
Paula le pidió abandonar el piso. Supo que la perdía y no sabía por qué. Tal vez se lo buscó.
Lucy diseñó la vida en photoshop. La corrigió en corel draw. El guión en word. Versión 2.0 la publicó en  myspace, blogspot y el facebook.
La tecnología es caprichosa.
En Argentina conoció la mariguana hidrophonica. Asistiendo a un happening le presentaron a Matías.
No sabe cómo fue, si muy tarde o al primer momento. Aún no lo resuelve. Sólo que se le fue el avión y no tomó la píldora del día después.
Conoció la profundidad cuando la vida no dio más.
Matías no aporto ni el apellido ni el interés. Lucy regresó a Monterrey cuando escaseó el dinero y las nauseas resultaron imposibles de soportar.
Volvió a casa a rehacer sus cenizas.

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