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1° Marzo 2011
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Ráfaga de libertad
Agustín Acosta Zavala

Un gran ventarrón de aire libertario recorre añoso el mundo árabe. Las ansias de libertad de los árabes, largamente contenida por los gobiernos déspotas, rompieron las amarras y salieron a las calles de Túnez, El Cairo, Rabat, Trípoli, Argel,  Manama.

Como fichas de dominó caen  las dictaduras de Zine El Ben Alí en Túnez y luego la vieja y represiva dictadura de Hosni  Mubarak de Egipto, quien huye hacia Arabia Saudita, llevándose consigo el equivalente a una tercera parte de la riqueza de su país.

También se tambalea la Monarquía  Marroquí de Mohamed VI, cuyo gobierno opresor invade desde 1975 la República Democrática Saharaui, apoyado por la OTAN y el gobierno “Socialista” de España. Condiciones similares se presentan en otra monarquía “constitucional”, la de Barein  “propiedad” desde hace siglos de la familia Al Khalifa, representada ahora por el rey Hamad ibar Isa Al Khalifa, cuya fortuna personal es incalculable y procede de las ganancias que deja la extracción del petróleo.

Igual navegan por las borrascosas aguas del ímpetu popular los gobiernos  de Yemen e Irak. En el primer país, luego de la unificación de Yemen del Norte y Yemen del Sur, se nombró Presidente a Ali Abdullah Saleh, dirigiendo los destinos de este enclave “socialista”, pero al igual que sus iguales del mundo árabe han gobernado con mano dura reprimiendo a las minorías religiosas  y tribales que reclaman su derecho a existir y a gobernarse de acuerdo a sus usos y costumbres. En Irak la cosa no es menos distinta. Luego que las tropas de ocupación norteamericanas “transfirieron” el poder a políticos peleles que representan los intereses de las compañías petroleras, estos se han dado a la tarea de saquear al país en detrimento de la economía popular, bastante desgastada luego de varios años de ocupación yanqui.

Los casos trágicos de esta Revolución Árabe son los de Argelia y Libia: el primero de estos dos países emerge como la esperanza de los pueblos árabes, al sacudirse el  salvaje colonialismo de Francia en 1962 cuando desde las Khasbas surgían los combatientes del Frente de Liberación Nacional dirigido por el socialista Ben Bella y hostigaban con su guerrilla urbana a uno de los mejores ejércitos del mundo, hasta expulsarlos de su territorio. La lucha interna del FNL propició, en 1965, el golpe de estado que derribo al gobierno democrático de Ben Bella y llevo al poder a  Houari Boumedianne. Así una serie de conflictos internos y golpes sucesivos llevan al desmantelamiento de las conquistas de la Revolución Argelina hasta llegar al gobierno dictatorial de Abdeziz Buteflika, quien gobierna con mano de hierro desde 1999. La represión a las protestas del pueblo argelino hablan por si sola de la descomposición de esa esperanza.

En Tripolí, capital de Libia, apenas hace unos días las masas que sostienen la lucha en contra de una de las dictaduras más feroces del mundo árabe, fueron ametralladas, dejando un saldo estimado en más de 550 muertos. Moammar al Gaddafi parece cobrarle con sangre a su pueblo el tener la esperanza de vida y el PIB más alto de África, pero no entiende que la falta de libertad de expresión y respeto a los Derechos Humanos son más caros que un buen plato de comida. El “socialista” Gaddafi no repara en llamar perros y ratas a quienes abogan por lograr reformas al viejo y caduco sistema libio. Aunque es preciso señalar que Gaddafi ha sostenido una política antinorteamericana y tienen cuentas pendientes con el Imperio, quien no reparara en ordenar la ocupación militar de Libia si la coyuntura se lo permite. En ese sentido trata de sensibilizar a la opinión pública mundial para justificar la eventual invasión.

Pero, qué factores intervienen en esta inédita Revolución llamada “de los jazmines”. Los protectorados británicos, franceses, italianos y demás utilizaron la fuerza de sus ejércitos ocupacionistas y sus servicios de inteligencia para controlar, por medio de sus cárceles y asesinatos, la actividad de los luchadores independentistas; pero tarde que temprano los pueblos se rebelaron en masa y conquistaron una a una sus respectivas independencias.
Los gobernantes de esas nacientes repúblicas aprendieron de sus opresores los métodos represivos para ahogar en sangre las exigencias de sus pueblos, de llevar a sus últimas consecuencias los programas revolucionarios, de sus luchas contra el colonialismo, pero además agregaron el control religioso a través de todas las variantes del islamismo, del fanatismo religioso, como medida de mediatización de sus pueblos.

Lo cierto es que hoy los jóvenes árabes se encuentra al frente de estas nuevas revoluciones, utilizando todos los medios a su alcance, principalmente la novedosa y eficaz tecnología de la comunicación por la internet. La última palabra no está dicha aún. ¿El fuerte ventarrón libertario, alcanzará a la sufrida América Latina?

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