EN LAS NUBES
Aguas con AMLO
Carlos Ravelo Galindo

Te recordamos, Fernando González Mora

Ciudad de México.- No puedo olvidar que cuando cambiamos impresiones sobre los posibles candidatos a la presidencia para dos mil doce, el periodista Fernando González Mora nos advirtió no perder de vista a Andrés Manuel López Obrador.

Y fue más incisivo al reflexionar que con el apoyo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, otro luchador de la izquierda aumentaría su posibilidad del triunfo. Aguas compadre, nos advirtió a los escépticos. Y también a los del tricolor y a los azules. Del primero ya se sabía quién era el candidato; de los segundos se impuso la dama. No llegó a comprobar su acierto.

Estuvo de acuerdo en que los regalos no son promesas, ni los besos, contratos. Hablábamos de los ex secretarios de hacienda y gobernación y de las argucias que emprenderían para mostrar su misoginia. Sin intención de advertencia comentamos que nadie se acuerda de lo que hiciste bien, pero sí de tus errores, por más leves que hayan sido.

Hoy, a un año de su muerte, comprobamos que su instinto de periodista nato fluía en cada charla entre comunicadores. Y más aún cuando confirmó que si el poder señalara a uno en particular y perdiera la candidatura, quien la obtuviera, su primera declaración sería contra la violencia. Tenía razón, porque ya lo hizo en su declaración como candidata del pan al advertir: “hay que utilizar la inteligencia, no la fuerza”. La aspirante del albiazul incurrió en un desliz, llamémoslo así, y no error, al olvidar a López Obrador como  contendiente, y fuerte.

Recordamos a otro comunicador, viejo periodista en activo también, don José Carlos Robles, que no se molesta en repetirnos: “si humillas o desprecias, tarde o temprano te harán lo mismo”. No nos cansaremos de repetir que abrevar de compañeros inteligentes,  cultos, brinda sabiduría: porque el fracaso es la experiencia que precede al triunfo, que la dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien de quien aprender, una mujer a quien amar y alguna cosa que esperar.

Ambos comunicadores, Fernando y José Carlos coincidían con nosotros en que si la izquierda se uniera, las dos cabezas visibles, Cuauhtémoc y Andrés Manuel disiparan sus rencillas y conciliaran proyectos de largo aliento, tendrían frente  a sí un atisbo de triunfo, que iría floreciendo conforme fluyeran ideas, no quimeras, pragmáticas, como en esta ocasión las delineó el hijo de “Tata” Lázaro, en donde incluye una posible intervención privada en el petróleo que mexicanizó su padre el 18 de marzo de 1938, y en el que se sustenta hoy por hoy la precaria economía nacional.

Tales predicciones se cumplieron ya. La izquierda se fortalece, en tanto los tricolores empiezan a discrepar y los de la derecha quieren poner en Los Pinos a otra Chepina, pero no como corregidora, sino como Presidenta de la República Mexicana, con el apoyo, dicen, de sus dos contendientes ex secretarios de estado, ya con un premio de consolación en la bolsa, como es la senaduría al de hacienda y una diputación al que concluye como senador, llegue a no a Palacio Nacional la dama del Pan.

Llorar ante una tumba, podrían decir, ya no tiene sentido.
 
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