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1500 24 Enero 2014

 

Los motivos de Cocoa
Samuel Schmidt

Ciudad de México.- Me llama un amigo que está desconcertado por una de las últimas maniobras políticas de la senadora por Michoacán, Luisa María de Guadalupe Calderón (alias Cocoa), porque es un verdadero galimatías.

La senadora que ha sido denunciada por un narcotraficante de haber negociado con ellos, culpó a los narcotraficantes de su derrota en la campaña para gobernadora de Michoacán, no obstante que fue una elección de estado en toda forma. ¿Tuvo capacidad el crimen autorizado de derrotar al gobierno en una elección?

El 6 de enero de este año, la senadora presentó y logró que se aprobara en la Comisión permanente del Congreso de la Unión un punto de acuerdo donde literalmente dice: “La Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión exhorta a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que empleen los medios diplomáticos necesarios y contacte a las autoridades de los Estados Unidos de Noteamerica a fin de que agilicen las solicitudes de asilo político de Carlos Gutiérrez y demás personas que están en su misma situación”. En la misma situación de Gutiérrez se encuentran miles de mexicanos que huyeron de la violencia, la extorsión y los estragos que el crimen autorizado ha causado en amplios sectores de la sociedad mexicana. Conminar a los Estados Unidos a que agilicen su sistema migratorio es una postura correcta, pero viniendo de parte de una senadora o del H. Congreso de la Unión suena a sarcasmo, o debe tomarse como una admisión de culpa que el Estado mexicano simplemente ha fracasado en la defensa de su sociedad.

En Estados Unidos ya se concedió el primer asilo político a una persona que pidió la protección por extorsión; la racionalidad del caso es que el Estado mexicano no protegió al ciudadano; ahora la senadora avala que es imposible que el Estado proteja a sus ciudadanos.

Posiblemente la protección falló porque en el 70 por ciento de los casos de secuestro participan policías (en activo o retirados); o sea que el Estado depreda a sus ciudadanos; no olvidemos que la policía es el aparato que garantiza el monopolio de la violencia legítima; y aunque el crimen autorizado por sí mismo deslegitima al Estado, finalmente el Estado fracasa en su tarea primordial de garantizar la existencia sana y feliz de los ciudadanos, lo que le resta legitimidad.

El Congreso de la Unión es un componente primordial del Estado, y aunque es loable que se levante una voz crítica sobre la inseguridad desde la Comisión Permanente, hay que reconocer que la denuncia y condena a la falta de protección, más que un acto de valentía implica el reconocimiento del fracaso. El Estado ha sido suplantado y conforme pasa el tiempo se pierde el control de mayor territorio; es muy preocupante tal admisión por parte del Secretario de Gobernación a una reportera de la revista Proceso, o como se lo dijo el mismo funcionario a El País, tendrán que negociar con los criminales.

Abundan las señales de que nos acercamos al Estado fallido: en tal sentido, la guerra en Michoacán, que los criminales osen enfrentarse al gobierno, que la sociedad tenga que armarse para protegerse y ser más efectivos que el Estado, que un militar le diga a una víctima de secuestro que no le mueva porque hay acuerdo para dejar “trabajar” al secuestrador, que el poder legislativo solicite la protección de otro país a los ciudadanos.

¿Pero cuáles son los motivos de Cocoa? (así apodan a la senadora). Muchos interpretan que por su boca habla el hermano, lo que implica que tratan de agravar el cuadro con el que lidia el presidente Peña, aunque la situación actual le fue heredada de Calderón, quien de nuevo ha sido culpado por el bocón de Fox, con quien empezó a crecer el poder territorial y armado del crimen autorizado.

Trata la senadora de ganar notoriedad con un tema candente que hiere, aunque los medios mexicanos lo ignoraron hasta que Carlos Gutiérrez, a quien el crimen autorizado le amputó las piernas por negarse a seguir pagando protección, se fue en bicicleta a Austin para llamar la atención sobre su caso. ¿Está dispuesta la senadora a que el Estado mexicano pague el precio político a cambio de su momento de fama? ¿Acaso la senadora lanza la iniciativa para lastimar la maltrecha imagen de Peña Nieto? ¿Se da cuenta que de paso lastima la maltrecha imagen de su hermano?

Justo en medio de una renovada crisis michoacana la senadora lanza una nueva pedrada contra un gobierno que necesita unidad; como miembro del Estado mexicano, ¿será consciente que su acción, en lugar de abonar para la pacificación, daña más los esfuerzos pacificadores?

Será bueno que ella misma explique sus motivos, aunque eso tal vez sea mucho pedir.

 

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