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1604 19 Junio 2014

 

MALDITOS HIPSTERS
¿Quién ve los programas culturales?
Luis Valdez

Monterrey.- Nunca soñé con tener un programa formal como Imaginarte o esos que hacen en el canal 22. Aunque también detesto programas de estúpidos para estúpidos, como el Werever Tumorro (herederos chespiriteanos). Resultado: un programa donde hablo de libros, cine y comics, criticando lo que critico, pero sin audiencia a la que le importe.

¿Sirve de algo la televisión cultural? Pongamos una frase repetida hasta perder el sentido: mide el pulso de la ciudad. O de la sociedad. ¿Cuál pulso? ¿El pulso de sus mediocridades? Por ideas como esa terminamos en esta ciudad con una sección de periódico que confunde la vida cultural como el Regio way of life. Igual se intenta (aunque con más resbalones) de hacer ver en La otra tarde, donde la cultura cabe en un programa de revista con la frase de “qué hacemos hoy”.

“¿Qué hacemos hoy? ¿Qué les parece algo de cultura y sano esparcimiento? Ah, porque en nuestra bella ciudad de Monterrey también hay eventos culturales”.

Esta y otras maneras de considerar a la cultura como mera opción de esparcimiento y no como una formación intelectual familiar y social, son las que convierten a los estudiantes y trabajadores (o ambos) en consumidores culturales de fin de semana.

“Yo voy los domingos a los museos porque es gratis”.

“Yo sólo leo los fines de semana, más bien los domingos, porque los miércoles voy al cine y todos los sábados tengo fiestas”.

Es decir, que caemos en el error de ser irresponsables con nuestra propia formación cultural. Eso ni aunque sea cómodo (y divertido, aunque no de sano esparcimiento) leer a un Bukowski en el camión urbano.

Excusas sobran. Yo tengo un programa cultural los martes y jueves y ya no sé si tengo 300 o 3 personas como auditorio. No me volveré famoso como Werever Tumorro, que para estas fechas ya está en Brasil gastándose la lana que su propio expublicista no le pudo robar, ni tampoco tengo la cultura (ni el auditorio) que tienen los conductores de programas haig culture de Canal 22, o del Once TV.

¿Por qué? Porque soy un mortal y vivo en Monterrey. Acá la cultura que se consume es la cultura del trabajo. Y como hace quince años renuncié a mi trabajo de consultor de empresas para largarme a estudiar el diplomado de la Sogem (una escuela de escritores que nos funciona a pocos), pues digamos que no hice la mejor inversión de mi vida.

 ¿Quién ve los programas culturales en esta ciudad? No mi madre, que anda de viaje disfrutando su pensión y ahorros; no mi mujer, que debe trabajar para mantenerme la mitad de la quincena en la que ya no tengo dinero; ni mi hija, que se pasa las tardes intentando entenderle a las caricaturas de BabyTV.

¿Mis amigos? Tampoco. Seguramente ellos se pasan la tarde en los teibols viendo mujeres en pool dance y pensando: pobre Luis, quién le manda hacerse de una familia y comprometerse a tener un programa cultural.

 

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