El Estado no puede detener al Bronco
Roel Guajardo

 

Monterrey.- El Gobierno puede tener a su disposición todo el aparato del Estado, que implica una incalculable cantidad de recursos, de gente a su servicio, el poder de judicializar la participación político-electoral.

Incluso el uso indiscriminado del Cuarto Poder, que son los medios masivos de comunicación, y de tratar de manipular el Quinto Poder, que son las Redes Sociales, con la intención de lograr sus propósitos y engañar a la población.

En estas elecciones del 2015, el Estado está haciendo acopio de todo su variado arsenal, con la finalidad de arrebatar el mayor número de escaños en el Congreso Federal y de ganar todas las gubernaturas en juego.

Se trata de mantener el control en la Cámara de Diputados para seguir privatizando el país entregando los recursos naturales de la nación y de enriquecerse unos cuantos. El Gobierno del Presidente Peña Nieto quiere acaparar el control político y económico de las entidades donde hay elecciones, imponiendo candidatos-gobernadores afines y dóciles, sin la capacidad y el carácter suficiente para defender la autonomía del Estado.

En Nuevo León los candidatos del bipartidismo PRI-PAN con el uso más escandaloso de recursos de las últimas elecciones, llegaron la última semana de marzo a su punto más alto y se colocaban en un empate técnico con 2 puntos por debajo del candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”.

Ivonne Alvárez y Felipe de Jesús Cantú, con un ejercito de promotores bajo sueldo, con todos los tiempos en la televisión, el radio y los periódicos. Con la autorización de gestión en los municipios y en las dependencias del estado, y con los más notables y caros asesores del sector público y privado, empezaron a registrar baja afluencia en sus eventos de campaña, rechazo y crítica en las redes sociales y sobre todo una sensible baja en la tendencia del voto.

Como respuesta del Estado y estrategia de sus operadores, se han puesto en marcha una serie de medidas precautorias para inhibir el ascenso del Bronco en la percepción ciudadana.

Lo dejan sin recursos o financiamiento público, sin tiempos o pautas en televisión y radio.

Le cuestionan la legitimidad de las firmas para sembrar en la población la duda y esta las ratifica mediante diferentes expresiones públicas, desbordándose el apoyo entusiasta hacia un candidato ciudadano e independiente que sienten que es de ellos.

El PAN impugna en el Tribunal Estatal Electoral la autenticidad de las firmas y el TEE la desecha por improcedente cómo la ciudadanía está desechando la propuesta del bipartidismo. El PAN apela al Tribunal Federal Electoral, conservando la esperanza en que sus influencias puedan descarrilar al más vigoroso adversario político y es cuestión de unos 15 días para que se ratifique el desenlace.

Como la candidatura de Jaime Rodríguez (El Bronco) crece todos los días con mayor fuerza y los candidatos del bipartidismo PRI y PAN registran una caída libre, los estrategas del Estado se rebanan los sesos elocubrando que hacer para frenar el ascenso del candidato independiente al Gobierno del Estado.

Dejar al Bronco sin dinero público, sin televisión y radio, no les ha dado los escenarios esperados; ahora pretenden desacreditarlo en las redes sociales o quinto poder, señalando que el incremento en el numero de seguidores o amigos de Jaime Rodríguez es producto de una compra, que solo de esa manera se explica el crecimiento inusitado y atípico de seguidores.

Quien filtró a las redes sociales tal patraña para desestimar el apoyo de los jóvenes, los ciudadanos y de las personas cibernautas a la candidatura del Bronco, no dimensionaron el nivel de interacción que se da en la comunidad de las redes sociales, que se ha construido en torno a la candidatura de Jaime Rodríguez.

Ahora el periódico El Norte, como otros medios de comunicación y el propio Estado, va a sentir la fuerte presión de los seguidores de una causa, de un liderazgo y de una candidatura como la del Bronco.

El Estado podrá tener todos los recursos a su alcance, pero no tiene la capacidad de detener la ilusión y la esperanza de los ciudadanos de hacer historia con un candidato, como hoy la tenemos en Jaime Rodríguez Calderón (El Bronco) para cambiar el gobierno.