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5 de mayo de 2010
15diario.com  


 

Nosotros los de entonces

Eligio Coronado

 

iMarcia, activista política, es el personaje central y periférico de este cuentario Nosotros los de entonces*, publicado originalmente en 1983, de Cris Villarreal. Cuentario que por su unidad temática y temporal ronda la metamorfosis novelesca y constituye, de paso, una radiografía muy veraz de la época que maneja.

 

Su núcleo es la situación antidemocrática vivida por los estudiantes de la UANL en el puente generacional de fines de los sesenta a principios de los setenta: represión, manipulación electoral, destitución de opositores políticos, compra de conciencias, repartición de puestos claves, porrismo y protección legal a incondicionales, entre otros, y los medios con que los estudiantes combatían: volantes, pintas, pancartas, panfletos, mantas, periódicos, juntas, círculos de estudios y concientización, boteo, manifestaciones, asambleas, participación electoral mediante planillas y elaboración de discursos y proclamas. 

 

La radical Marcia, cual moderna Antígona (símbolo de la resistencia contra Creonte, rey de Tebas), está en todas partes como un personaje ubicuo e incansable que hasta regala libros aún a costa de no tener vida propia, porque para ella “la revolución era su forma de vida, una obligación irrenunciable” (p. 101). Todos los personajes de su entorno inmediato (parejas y enamorados de Marcia, alumnos y alumnas, maestros y maestras, activistas, empleados y empleadas bancarias, gays e incluso quien monitorea sus llamadas) perciben, en mayor o menor medida, su influjo transformador, pero ella navega solitaria y abatida por el territorio de su ideología: “oírla llamarte en la madrugada, en tono estremecedor (…), que no podía seguir, que necesitaba los brazos de un ser humano para sentirse menos estragada” (p. 92). 

 

Promotora del cambio local, que luego se volvió nacional con la guerrilla, Marcia no pudo, irónicamente, cambiar su propia vida y finalmente fue detenida en el Distrito Federal, después de sufrir cuatro años de espionaje telefónico. Pero su idealismo nunca mermó: “acostumbrada a dominarse a sí misma, a vigilar su actuación, a medir cada una de sus palabras; habituada a pensar que fuera de su trabajo político nada podía ser importante”  (p. 99-100). 

 

¿Habrán cambiado en estas cuatro décadas las condiciones que denuncia Cris Villarreal (Anáhuac, N.L., 1949) o seguimos necesitando la intervención y guía de nuevas y entrañables Marcias?

 

Cris Villarreal Navarro. Nosotros los de entonces. 2ª. Ed. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2009. 103 pp. (Colec. Narrativa).

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