uindangular
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12 de mayo de 2010
15diario.com  


 

ANÁLISIS A FONDO

Los paramilitares consentidos
Francisco Gómez Maza

  • Los triquis de San Juan Copala, en las fauces del miedo
  • La ira de la ultra oficialista, porque el pueblo es zapatista

mazaimgLa analista de los movimientos sociales, Magdalena Gómez, nos recuerda que la violencia estructural, característica del gobierno de Ulises Ruiz Ortiz, en el estado de Oaxaca, entró de nuevo en escena el pasado 27 de abril con la emboscada a la caravana de paz que intentaba romper el cerco en que se tiene al municipio autónomo de San Juan Copala. El asesinato de la destacada activista Beatriz Cariño Trujillo, del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (Cactus), y del internacionalista Tyri Antero Jaakkola, originario de Finlandia, forma parte de la cadena de impunidad en la entidad y particularmente en la región triqui. Lamentablemente, detrás de ellos están muchas otras víctimas cuyos crímenes no han sido esclarecidos ni sus responsables sancionados. Las más recientes novedades del conflicto en que viven eternamente los indios triquis las ha difundido, este martes 11 de mayo, el The Washington Post, el cual informa que una de las dos facciones rivales en San Juan Copala, la UBISORT (Unidad de Bienestar Social de la Región Triqui), presuntamente autora intelectual de la emboscada mortal del mes pasado, exigió el lunes que el gobierno envíe soldados y policías para mantener la paz, argumentando que viven en el miedo y están secuestrados y separados totalmente del mundo exterior. Ciertamente, la mayoría de los habitantes del pueblo lo que menos necesita son soldados y policías. Ellos se saben cuidar solos. Están organizados en su autonomía zapatista. Y entre ellos no hay autoridades. Hay empleados de la comunidad. Representantes electos por determinado tiempo que mandan obedeciendo. Esta situación, aceptada por la mayoría de los triquis de San Juan Copala, es la razón de la sinrazón del gobierno oaxaqueño para consentir a paramilitares, igual que lo que ocurre en Chiapas y en todos los estados con poblaciones y comunidades indias, que han optado por el modelo realmente democrático de gobierno del pueblo, de mandar obedeciendo, del “nunca más un México sin los indios”; de la paz con justicia y dignidad.

 

En 2007, las mayorías declararon municipio "autónomo" a San Juan Copala, siguiendo el modelo de los rebeldes indios zapatistas que tienen sentados sus reales en por lo menos la tercera parte de los 75 mil kilómetros cuadrados del estado de Chiapas. Los indios no quieren la injerencia de las autoridades oficiales en el funcionamiento de sus pueblos y comunidades, pero los de UBISORT están enojados porque el pueblo se niega a recibir ayuda del exterior, particularmente de las instancias gubernamentales. Claro, ellos descubrieron que la ayuda del gobierno les llevaba con cola, a cambio de, cambalachera; los ayudamos pero votarán ad ovum por el PRI. Y los triquis de Copala no están ya más para ser siervos, ni peleles, ni carne de cañón, ni “fuerzas vivas” de un gobierno que los ha mantenido en la desgracia, en el más absoluto ostracismo del modelo económico, despreciados, expropiados, excluidos, discriminados por ser indios, como si Ulises Ruiz no lo fuera. Al caso, el de URO, recuerdo al abuelo que les decía a los indios: cuídense de un indio aladinado, porque son peores que el mismo ladino. Y lo ha demostrado con creces el gobernador antipopular que ha sido sostenido en el poder por los poderosos de este mundo. La nota de la Associated Press publicada por el diario washingtoniano, dice que hoy en día, tanto UBISORT como Multi (Movimiento Unificador de la Lucha Triqui), que representa a las mayorías autonomistas, se enfrentan armados (¿) por las afueras del pueblo disparándose mutuamente. Las escuelas han sido cerradas durante semanas porque los maestros huyeron y se niegan a regresar mientras que la violencia persista.

 

Conforme el tiempo va pasando, los triquis –hombres y mujeres, ancianos jóvenes y niños- se fueron concentrando en el edificio que un día antes albergó la Agencia Municipal subordinada al municipio de San Juxtlahuaca y que actualmente son las instalaciones del municipio autónomo de San Juan Copala. En la ceremonia indígena celebrada hace poco más de tres años, cuando se declaró la autonomía de Copala, habrían participado cerca de 20 comunidades, Emiliano Celestino López, mayordomo de los pocos que conservan la tradición, entregó el bastón de mando al presidente municipal autónomo, José Ramírez Flores, un campesino de 32 años de edad con estudios hasta sexto año de primaria, originario del barrio de Guadalupe Tilapa, al tiempo que le aconsejó: -Tendrán que gobernar con los principios triquis y escuchar al pueblo para poder mantenerse en el cargo… no deberán ser corruptos y buscarán la paz para toda la región triqui, recuerda Francisco López Bárcenas. licenciado y maestro en Derecho y Desarrollo Rural, por la UNAM y UAM; miembro de la Asociación Mexicana para las Naciones Unidas y de la Academia Mexicana de Derechos Humanos, y asesor jurídico del Centro de Orientación y Asesoría a Pueblos Indígenas, A.C. en el estado de Oaxaca. Los del Copala autónomo no quieren ser mal interpretados. No quieren de ninguna manera marginarse de la sociedad, ni hacer otro municipio más; tampoco quieren perder los recursos económicos que por ley no corresponden. Quieren, sí, gobernarse a sí mismos, mediante la tradición de usos y costumbres, y creando sus propios proyectos de desarrollo en convivencia, salud, educación, cultura.

 

Esas eran sus motivaciones pero la determinación de construir el municipio autónomo de San Juan Copala también estaba marcada por la realidad de división y sometimiento al poder regional, y exclusión étnica en que viven la generalidad de los pueblos indígenas del Estado. El pueblo triqui es uno de los dieciséis pueblos indígenas originarios de los que habitan Oaxaca. Su territorio ocupa alrededor de 517.6 km2 y comparte límites con comunidades mixtecas por tres puntos cardinales; Chayuco, Agua Fría, Santa María Teposlantongo y Santa María Cuquila, al norte; San Antonio Acatlán, el Coyul, San Juan Piñas y Yosocañú, al poniente; Santa Cruz Nundaco, San Miguel Progreso, Mexicalcingo y Llano de San Vicente, por el Oriente y, finalmente; las villas mestizas de Putla de Guerrero y Constancia del Rosario y los mixtecos de Pueblo Nuevo, la Luz, Putla, Santa Ana y Concepción Guerrero, por el Sur. Su objetivo es buscar la paz y la unidad entre todos los triquis, defender sus derechos y construir su futuro como pueblos originarios. Los triquis han sido siempre las comunidades más reprimidas y marginadas de Oaxaca, y la autonomía es una manera pacífica de alcanzar la paz en su territorio. Y esto es políticamente incorrecto en México y particularmente en Oaxaca. Lo importante, ahora más que nunca, es mirar todos hacia la obscuridad donde se ocultan los enemigos del pueblo triqui, los falsos dirigentes, los políticos mediocres, los funcionarios in-preparados. A ellos hay que sacarlos del escenario con la ley y la movilización popular.

 

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