Los hijos del Papa Alejandro VI

Ismael Vidales Delgado  

Alejandro VI fue el Papa número 214 de la iglesia católica (1492-1503). Su verdadero nombre era el de Rodrigo de Borjas, pero él cambió su apellido por el de Borgia, que le sonaba más italiano y cumplía con las expectativas de hacer carrera en el alto clero. 

Durante los años de cardenal y de Papa, debe haber procreado al menos nueve hijos con diferentes mujeres, y contrario a lo que pudiera pensarse, jamás los ocultó.  

De madre no precisada nacieron Girolama, Isabel y Pedro Luis. Hacia 1467, cuando era cardenal, tuvo por amante a Vannozza Cattanei, de cuya relación nacieron: Lucrecia, César, Juan y Godofredo. Con la tercera amante, Julia Franesio, tuvo otros dos hijos.  

A todos los utilizó en sus planes políticos, particularmente a César, el brazo ejecutor de sus campañas militares, y a Lucrecia, cuya belleza y atracción usó como señuelo para captar por vía matrimonial a quienes la conveniencia del momento los convertía en aliados de interés. 

Todo indica que el hijo que más quería era a César, a quien no dudó en investir como cardenal, cuando apenas tenía dieciocho años. 

El Papa Alejandro y su hijo César Borgia emprendieron la reconstrucción de la iglesia que antes de 1492 se había debilitado enormemente. Restauraron el orden en Roma, fortalecieron sus finanzas, reafirmaron el poder de la Iglesia sobre muchas ciudades-estado papales, rechazaron la invasión de poderes europeos más fuertes.  

César arremetía fieramente contra los estados papales desleales, ayudado por Leonardo Da Vinci como su ingeniero, pues se cuenta que éste llevaba un letrero inscrito en su espada, que decía “César o nadie”. Se cuenta que encerraba a los prisioneros en un gran patio y se divertía matándolos con sus flechas como si se tratara de un juego de “tiro al blanco”. 

La historia de los Borgia es realmente espeluznante: casi todos los escritores la califican como símbolo de la depravación: César asesinó a su hermano Juan, fornicó con Lucrecia su hermana, derrochó el tesoro de la Iglesia y fue el terror de su padre. 

El Papa tenía la costumbre de apropiarse de los bienes de los oficiales de la Iglesia que morían y se sospecha que envenenó a algunos en cuyos bienes estaba interesado. 

Las orgías eran cosa común entre los Borgia. Se cuenta que en 1501, el Papa Alejandro, su hijo César y Lucrecia organizaron una de estas “fiestas privadas”, con 50 prostitutas desnudas, que fueron poseídas por los invitados tantas veces como les fue posible, porque ello los haría merecedores de los premios que había prometido el anfitrión. 

La ambición de poder del Papa era enorme; de hecho, se preparaban él y su hijo para apoderarse de Francia y España, pero el 6 de agosto de 1503, después de una de sus famosas fiestas, los dos cayeron violentamente enfermos; se rumoró que habían intentado envenenar a un cardenal, pero accidentalmente ellos bebieron el veneno. El 18 de ese mes murió el Papa Alejandro, aunque se dijo oficialmente que fue a causa de malaria; César permaneció enfermo, con fiebre y delirante, pero aún así, ordenó a sus allegados que se apoderaran del tesoro de su padre.  

Durante la enfermedad de César, ascendió al trono el Papa Julio II; César fue desterrado a España, donde fue encarcelado por dos años; logrando fugarse, pidió ayuda al rey de Navarra (Norte de España), el nuevo esposo de su hermana Lucrecia. 

De inmediato se puso al frente de los ejércitos de su cuñado y se lanzó a la guerra, pero en la primera batalla, en la ciudad de Viana, se dice que cabalgó tan delante de sus soldados que de pronto se quedó solo y rodeado de los enemigos, que no dudaron en atravesarle el corazón con una lanza. 

César, de apenas 31 años, el hijo del Papa Alejandro VI, ya tirado al suelo, fue apuñalado veinticinco veces, desnudado y abandonado en el campo de batalla. 

ividales@att.net.mx

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