578
12 de julio de 2010
15l
Google
 


 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Educación sin inteligencia

Edilberto Cervantes Galván

 

Son tales las deficiencias y carencias del sistema educativo mexicano que las críticas y señalamientos aparecen un día sí y el otro también: desde informes y evaluaciones de organismos internacionales, reportes nacionales y quejas de los padres de familia. No obstante, la capacidad de respuesta y la voluntad política para atender las críticas y dar solución a las deficiencias son prácticamente nulas.   

 

Las evaluaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), con los exámenes de PISA, ubican a México, ya desde hace años, en los últimos lugares de aprendizaje de las ciencias y en lectura comprensiva: ambas deficiencias son determinantes en el desarrollo personal y de la sociedad. Además, en Matemáticas el 50 por ciento de los alumnos de secundaria están por debajo del nivel que se identifica como básico. De allí que no es extraño que en el nivel medio superior (bachillerato) la reprobación y la deserción sean muy elevadas. El sistema educa mal y acaba expulsando a un porcentaje elevado de los alumnos, en secundaria, media superior y superior.

 

Un especialista señalaba que la educación científica es la base del desarrollo tecnológico. Por lo cual si los niños y jóvenes mexicanos la hacen mal en ciencias y no logran entender cabalmente lo que leen, eso explica el que México se encuentre en un muy bajo nivel de desarrollo tecnológico.

No es un problema de los alumnos, de los niños y jóvenes, es una deficiencia de la que los maestros y el sistema son corresponsables.

 

El hecho es que tanto maestros como alumnos le sacan la vuelta a las Matemáticas, a la Física y la Química, porque se las considera “materias difíciles”.

 

En cuanto a las debilidades en la lectura, desde hace lustros se mantiene un programa de apoyo a la misma. Los esfuerzos se han limitado a colocar libros en las aulas: los “Rincones de Lectura” se llamaron en un tiempo, luego fueron Bibliotecas de Aula. En su versión actual, el Programa busca “incentivar y mejorar las capacidades de lectura en preescolar, primaria y secundaria”.

 

El éxito del Programa Nacional de Lectura consiste en superar una dura realidad: los mexicanos leemos muy poco, y eso incluye a adultos profesionistas, maestros y alumnos. No es un problema de esta generación, hay que señalarlo, es un mal hábito que se acarrea desde siempre. Al investigar recientemente los hábitos de lectura de los estudiantes de primaria se encontró que de lo poco que leen, sus preferencias son por los libros de terror y misterio.

 

Ya se ha demostrado que no es suficiente con poner libros en las aulas. Es indispensable incorporar la lectura como parte de las actividades cotidianas de alumnos y maestros.

 

Pues bien, a finales de la semana pasada, el Secretario de Educación Pública (del Gobierno Federal) dio a conocer un nuevo programa basado en un paquete de libros. El programa se denomina: “18 para los 18”; son 18 novelas que van dirigidas a los estudiantes de educación media superior.

 

Entre los autores se encuentran Carlos Fuentes, Juan Villoro, Elena Poniatowska, José Agustín, José Revueltas, José Emilio Pacheco, Ángeles Mastretta, etc. Son buenos autores, sin duda; producir libros siempre es visto en positivo y los grandes tirajes que implica cubrir a escuelas y alumnos resultan siempre muy atractivos (económicamente hablando) para editores y autores. En otras épocas ese tipo de programas despertaban suspicacias, se les veía como formas de cooptar o despertar simpatías, entre los intelectuales, para el régimen político. 

 

La realidad es que el sistema educativo no estimula de manera cotidiana y articulada el gusto por la lectura. El sistema educativo no aprende de sus propias fallas para buscar la mejora.

 

Para compartir, enviar o imprimir este texto,pulse alguno de los siguientes iconos:

¿Desea dar su opinión?

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

   

u

 

p79ind

 

Para suscripción gratuita: