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29 Noviembre 2010
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Renovación de dirigencias
Juan Reyes del Campillo

Ha llegado la hora de renovar las dirigencias de los tres principales partidos mexicanos y, al parecer, están apostando por hacerlo de la manera más tersa posible. Como se quiere evitar cualquier problema que los lleve a un conflicto interno de grandes dimensiones, están buscando procesar el cambio de dirección a partir de acuerdos entre las élites dirigentes. Sin embargo, lo que pretenden es encontrar una dirigencia que logre procesar la próxima selección de su candidato presidencial sin que desde ahora se carguen los dados por ningún prospecto.

Como falta un año para decidir con qué candidato van al 2012, están obligados a hacer recaer sus presidencias partidarias en políticos que sean capaces de darle juego a todos los suspirantes. Es obvio que a estas alturas, para evitar una confrontación anticipada, tendrán que definir una dirección aceptable para todos. Pero habiendo sido designados los nuevos dirigentes, de una manera u otra arrancará el proceso para seleccionar al candidato presidencial de cada partido.

En orden de aparición se encuentra la dirigencia del Partido Acción Nacional que en una semana tendrá a su nuevo presidente. Son cinco los candidatos y se ve difícil que en una primera ronda salga el vencedor. Tres son los que se observan con serias posibilidades, el senador Gustavo Madero y los diputados Francisco Ramírez Acuña y Roberto Gil Zuarth, y será básicamente de entre ellos que saldrá el nuevo dirigente. Pero como se irán a segunda y tal vez hasta tercera vuelta, habrá de ser con la suma de los que se vayan quedando en el camino como se va a definir al nuevo presidente nacional del partido.

Los tres han trabajado en el equipo del presidente Felipe Calderón, aunque por razones generacionales es Gil Zuarth quien más cerca se encuentra. El nuevo dirigente tendrá que mediar entre las pretensiones de los secretarios Alonso Lujambio y Ernesto Cordero, además de la del senador Santiago Creel, que está interesado en buscar nuevamente la candidatura. El PAN está lejos de vivir un fractura, no obstante, el camino hacia la nominación presidencial no será una travesía fácil.

En el Partido Revolucionario Institucional parece haberse definido el relevo de Beatriz Paredes mediante el gobernador coahuilense Humberto Moreira. También en términos de generación, este parece mucho más cercano al favorito a la candidatura presidencial, el gobernador Enrique Peña Nieto. Este último ha señalado la necesidad de planchar el asunto, de tal suerte que el nuevo dirigente sea de unidad, al igual de lo que debería ser la candidatura presidencial. Claro, siempre y cuando él sea el designado. 

El hasta hace unos días perfilado hacia la dirigencia del partido, Emilio Gamboa Patrón, todavía no parece haber acusado el golpe, pero es obvio que su candidatura ha quedado relegada. Moreira ya ha declarado que el no tiene preferencia por ningún precandidato, y será el responsable de que las aguas no se salgan de su cauce. Como en el PRI tienen una amplia experiencia en resolver de manera suave los conflictos, se espera que en esta ocasión también se cierren filas en torno a los perfilados como favoritos. En este caso, habrá que ver qué hace Gamboa para recuperarse, así como cuáles serán las condiciones en las que habrá de competir el senador Manlio Fabio Beltrones.

En el Partido de la Revolución Democrática, en sustitución del actual presidente Jesús Ortega, ha empezado a fortalecerse la candidatura de Lázaro Cárdenas Batel para presidir el partido. Desde luego, a los chuchos no parece haberles caído bien la noticia, pero es urgente la necesidad que tienen de llegar al 2012 sin verse en la posibilidad de repetir la caótica experiencia del cambio directivo de 2008. Cárdenas Batel, después de haber sido gobernador de Michoacán, no está en condiciones de ser él mismo ahora candidato a la presidencia, ni pareciera tener algún favorito, sino más bien interesarse en el 2018.

La próxima contienda está claramente definida entre López Obrador y Marcelo Ebrard, en donde todo vislumbra una inminente lucha de trenes. Una buena interrogante es saber si un nuevo dirigente como Cárdenas Batel es capaz de mantener una sana distancia de los dos precandidatos y, sobre todo, ser un presidente fuerte ante quien sea el futuro candidato a la presidencia del partido.

Parece importante poder constatar que el primer paso de los partidos hacia el 2012 lo habrán sorteado con éxito y sin que los futuros contendientes presidenciales arrasen con sus respectivos partidos. Los próximos dirigentes, si bien no pueden ser considerados como cabezas orgánicas de sus partidos, si serán lo suficientemente independientes para proceder a organizar una selección transparente y hasta cierto punto equitativa entre los contendientes a la presidencia de la república.

 

 

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