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15 Diciembre 2010
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FRONTERA CRÓNICA
Aguinaldo

JRM Ávila

Según un cuento popular español, unos niños salen de su casa en busca de los Reyes Magos para pedir su aguinaldo y se encuentran con la Dama del Bosque. Ella los amonesta diciéndoles: “¿Pero qué necesidad tenían de alejarse tanto de su casa? Para esperar a los Reyes sólo deben poner sus zapatos en el balcón y después acostarse en sus camas”. A lo que los niños contestan: “Es que no tenemos zapatos, en nuestra casa no hay balcón, ni tenemos cama sino un montón de paja”.

Este cuento nos remite al concepto que de aguinaldo se tenía en los primeros años de la cristiandad, ligado a la creencia de que Jesús recibió aguinaldo de los Reyes Magos. Melchor le regaló la mirra, símbolo de ser humano; Gaspar, el incienso, símbolo de Dios; Baltasar, el oro, símbolo de Rey.

Con el tiempo, el concepto ha ido cambiando. El aguinaldo es ahora un pago añadido a las doce mensualidades del año y se concede a quienes tienen trabajo asalariado, es decir, a quienes son poseedores de un trabajo formal.

En México, por ejemplo, la Ley Federal del Trabajo, establece que el aguinaldo mínimo debe equivaler a 15 días de salario base y se ha de cubrir antes del 20 de diciembre de cada año. Además, estipula que los trabajadores que no laboren durante todo el año, tienen derecho al pago proporcional del aguinaldo de acuerdo al tiempo que trabajaron.

Por supuesto, con el aguinaldo se proyectan milagros antes de recibirlo pero, apenas llegando, los milagros se pulverizan. Hay tantos pendientes, que se paga a una parte de los acreedores y los demás se tienen que esperar. Y por si no fuera suficiente, corren rumores de que hay quienes acechan, esperando que a alguien le llegue el aguinaldo para despojarle de él. Y la gente, es de suponerse, entra en pánico.

Claro que a estos peligros sólo se expone quien tiene trabajo formal. Quienes trabajan de manera informal, pueden dormir en la tranquilidad. ¿Quién dará aguinaldo a quienes limpian parabrisas, trabajan en mercados sobre ruedas, bolean zapatos, venden en las calles (periódicos, naranjas, tunas, quesos, jugos y demás), lavan autos o escriben para 15diario y similares? Parece que nadie. En compensación, no habrá quién les despoje de lo que no reciben.

Desafortunadamente, en un escalón aún más bajo, existen muchas personas que carecen de trabajo formal o informal, o de lo necesario para recibir aguinaldo de los Reyes Magos ni de nadie. No tienen zapatos, casa, ni mucho menos balcón o cama. Ya quisieran contar con trabajo, no digamos con aguinaldo, para ir sobreviviendo.

Para documentar nuestro pesimismo, la realidad no es un cuento popular (¿será tal vez un no-cuento impopular?), ni hay una Dama del Bosque en la cual buscar amparo. Y para completar el cuadro, ni siquiera quedan bosques (los que quedan se convertirán en estadios espurios) para obtener al menos el beneficio de esa esperanza.

jrmavila@yahoo.com.mx

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