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933 22 Noviembre 2011

ANÁLISIS A FONDO
Números rojos de FC
Francisco Gómez Maza

Gobierno dependiente del petróleo
Mientras muchos no pagan impuestos

C
iudad de México.-
El sexenio del presidente Felipe Calderón está terminando con números rojos.


¿Le cuadra la cifra de 50,000 asesinatos en la guerra del narcotráfico y el crimen organizado?

Pero dejemos de lado, por el momento, esta sangrienta y dolorosa contabilidad.

En lo económico, el calderonato deja al país:

Sin una reforma fiscal integral y, por tanto, sin recursos suficientes para financiar las obligaciones públicas.

Sangrando excesivamente las finanzas de Petróleos Mexicanos.

Un muy pesado saldo de deuda pública.

Y con un crecimiento económico pírrico.

En efecto, la reforma fiscal integral sigue durmiendo el sueño de los justos. Desde hace unos 36 años –desde el sexenio de José López Portillo– se ha venido parloteando en torno a la urgencia de reformar el sistema de recaudación de impuestos. Pero, o no pueden, o no quieren. El hecho es que hasta hoy sólo pagan impuestos los contribuyentes cautivos. Las grandes corporaciones nacionales y trasnacionales, o eluden o evaden sus obligaciones fiscales.

Los gobiernos se han hecho y se hacen de la vista gorda. No hay recursos fiscales, pero tienen a Petróleos Mexicanos, la empresa que podría llegar a ser la primera petrolera mundial pero que, por falta de recursos para desarrollarse tecnológicamente y construir refinerías, tiene que importar gasolinas.

Veamos:

De acuerdo con la Ley de Ingresos 2012 el gobierno federal planea ingresos por 3.7 billones de pesos.

De ese presupuesto, el gobierno se agandallará de Petróleos Mexicanos 1.2 billones de pesos.

De los contribuyentes no petroleros el Sistema de Administración Tributaria sólo recaudará:

Por Impuesto Sobre la Renta, 747 mil 986 millones de pesos.

Por Impuesto al Valor Agregado, 556 mil 234 millones de pesos.

Esto significa que Petróleos Mexicanos contribuirá, ad ovum, con el 80 por ciento del total de los ingresos fiscales.

Además, una administración –un país– endeudada hasta las cachas.

Mire usted:

En 2006, la deuda pública nacional terminó con un saldo de 2.33 billones de pesos.

Al terminar el gobierno de Calderón, en diciembre de 2010, la deuda pública cerrará con un saldo de 5.5 billones de pesos.

¿Esto no es endeudarse a lo pendejo, pudiendo recaudar mayores cantidades de impuestos fiscales de aquellas empresas que no los pagan?

De acuerdo con la Ley de Ingresos 2012, el año próximo el sector público fue autorizado a un endeudamiento adicional por 413 mil 780 millones de pesos.

En sólo dos años, la deuda pública habrá aumentado en 770 mil millones de pesos

De alarmante califican los expertos el crecimiento del endeudamiento público nacional.

La deuda externa en dólares se queda chiquita. ¡Sólo 113 mil 469 millones de dólares! La deuda interna: 3 mil 417 millones de pesos. O billones, como usted quiera y mande.

Y la economía sólo crecerá, si tienen razón los gurúes del Banco de México, de la Secretaría de Hacienda y del Instituto de Estadística, un 3 por ciento.

Para muestra, sólo estos botones.

A desfondo: En su columna México S. A. Carlos Fernández Vega reporta: Presumido como uno de los sectores más dinámicos de la economía mexicana, el de comunicaciones y transportes, a cinco años de distancia, reporta un balance real que no corresponde al del discurso oficial. Miles y miles de millones de pesos se han canalizado a este sector estratégico para que, un quinquenio después, el crecimiento sectorial apenas si se acerque a 0.9 por ciento como promedio anual. Se trata, pues, del problema de siempre: no sólo cuánto se gasta, sino en qué y cómo se gasta.

Mi querido e inmemorial Carlitos, cita al Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México: Destinar miles de millones de pesos a procesos improductivos refleja la ausencia de claridad que, desde el sector público, se tiene respecto a las verdaderas necesidades del país. La variación promedio del PIB (Producto Interno Bruto) de transportes, correos y almacenamiento representa un claro ejemplo de lo anterior.

Entre 2006 y 2010 la inversión pública en el sector de comunicaciones y transportes se ha incrementado a una tasa promedio de 19.3 por ciento anual; sin embargo, en el mismo periodo el PIB mencionado solamente lo ha hecho en 0.9 por ciento anual. Hay que preguntarse por qué una inversión que duplica a la de cuatro años antes no se ha traducido en un aumento significativo de la producción. La primera parte de la respuesta se encuentra en la inversión del sector privado en el sector: 2 mil 100 millones de pesos menos que en 2006, lo cual se traduce en una caída de 0.6 por ciento en promedio anual para el lapso citado.

analisisafondo@cablevision.net.mx

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