PONIATOWSKA
Y EL PERIODISMO INCOMODO
Roberto Guillén

• Es la peor época para los periodistas

Es otro domingo de cuarenta y tantos grados en la Sala Zertuche del Colegio Civil, donde ha llegado Elena Poniatowska  para engalanar la apertura de la Escuela de Verano. Y aunque el evento no concibe estrictamente la cultura del debate, la figura  inconforme de Elena, la visión crítica de Elena, la figura literaria de Elena le confiere al evento universitario un matiz de frescura por abandonar los acartonamientos que siempre han señalado los críticos de la universidad. Con ustedes, la escritora Elena Poniatowska, ante un puñado de reporteros regiomontanos. 

¿Cómo siente el calor de Monterrey, maestra?
Es intolerable.
¿Pero mejor el calor que los terremotos, no cree?
¿Mejor el calor que los terremotos?, sí, mejor el calor que los políticos.
¿Los buenos o los malos?
En general, yo no sé de políticos buenos, salvo  Lázaro Cárdenas y uno que decían que era muy tonto, bueno, eran groseros; decían que era un pendejo porque nunca había robado, y era Ignacio García Téllez. Y otro hombre muy valioso que hemos olvidado, que era don Narciso Bassols, es un hombre valiosísimo que sacó a muchísimos españoles de la guerra civil, y los trajo a México; y después hizo muchísimo por México.
¿Deja algo bueno la política?
Torres Bodet dejó algo muy bueno. Yo creo que ha habido hombres muy valiosos: Torres Bodet en educación; Carlos Pellicer en Tabasco, en el descubrimiento de las grandes cabezas, en el Parque de La Venta; el restituir nuestro pasado, el darle la dignidad que se merece y eso claro que lo hicieron los tres grandes muralistas.
Parece que la reciente jornada electoral tuvo su importancia…
Bueno, yo prefiero que haya ganado el PRI; prefiero que haya perdido el PAN, ¿no? Y siento muy dolorosa la división de la izquierda, la separación de las izquierdas en México ha hecho un gran daño, pero bueno, vamos a ver qué sucede en el 2012.
¿Cómo observa el libro de Sanjuana (Martínez), “Periodismo Incómodo”?
Bueno, lo vi tan bien que le hice el prólogo, creo que tiene entrevistas con personajes muy grandes, incluso casi podría decir, que de incidentes saca una entrevista; porque la de Fidel Castro se llama “Dejen pasar a la chiquita”, y es simplemente lo que dijo Fidel, que la dejaran pasar a ella y eso ella lo convierte en una pequeña entrevista y en una historia memorable y luego tiene entrevistas con Carlos Fuentes y con otros personajes que iban a España, porque creo que la mayoría de esas entrevistas fueron hechas cuando ella era corresponsal de Proceso en Madrid, después de haber trabajado en distintos oficios.
Pero, periodismo incómodo suena paradójico; ¿hay periodismo cómodo?
El periodismo cómodo es el de los periodistas que se enriquecen con el periodismo, es todo lo que es la pasividad, la falta de capacidad de indignación, la participación, la denuncia; eso es el periodismo cómodo, pero ahora los periodistas son como corresponsales de guerra en nuestro país, sobre todo entre más nos acercamos al norte, entre más nos acercamos a la frontera, ya no se diga a Michoacán, el periodista corre peligro, bueno lo corre también el peatón, cualquier persona que se atraviese, pero realmente, esta época es una de las peores de la historia de nuestro país para los periodistas.
¿Qué  experiencia le deja este libro de Sanjuana?
El libro de Sanjuana son entrevistas, no es como el libro de la pederastia, o como el libro que acaba de salir de los niños en las casas de cuna; no, es un libro de entrevistas en distintas épocas del tiempo, claro, hay artículos de denuncia y artículos de protesta y ella siempre, en toda su vida, yo creo que a partir del momento en que se inició en el periodismo va a quedar como una periodista de denuncia y de protesta; ha tenido el apoyo de la gente que se va a formar afuera de un periódico para defender a una periodista, porque está defendiendo causas sociales muy peliagudas, muy difíciles y que corre el peligro de ser ella misma atacada, ya no sólo verbalmente, porque sabemos que en México a los periodistas los desaparecen.
¿Cómo observa esta actitud de los corporativos que contratan periodistas críticos y una vez que logran incidir fuertemente en la población, curiosamente deciden prescindir de sus servicios?
Bueno, hay que decir que en México, salvo unos que son cooperativas, como lo fue el periódico “El Día” o lo es el periódico “La Jornada”, los periódicos defienden los intereses, en el fondo, de un patrón. Por ejemplo, en mis tiempos, el Novedades o el Heraldo defendían los intereses de dos poblanos, Rómulo O’Farril y el otro que se llamaba Alarcón y que además tenían  negocios de automóviles, de carreteras. Recuerdo que los O’Farril pintaban la línea blanca que divide las carreteras, entonces imagínate todo lo que significa eso en dinero; entonces imposible era criticar al Secretario de Comunicaciones y Transportes. Y todas esas cosas hacen que los periódicos no sean libres y por lo tanto una periodista que se le sale del huacal, como Sanjuana o una periodista que los denuncia, pues la consideran un enemigo dentro del periódico; el periodista se vuelve un enemigo y hay que deshacerse de él.
¿Ha recibido usted alguna intimidación?
Yo creo que todas recibimos amenazas, intimidaciones; ya no se diga el caso de Lydia Cacho, pero claro, las que están con el establishment, con el gobierno, no les sucede nada, no les pasa nada; pero otras reciben insultos, cartas, gente que te sigue en la calle, muchos telefonazos.
¿Y en su caso?
Sí, mucho, bueno, yo incluso estuve en la cárcel, en general así es.
¿El mensaje para las nuevas generaciones que quisieran ingresar en esta difícil tarea, consejos que les quisiera dar?
Bueno, uno se podría preguntar, ¿por qué Sanjuana hace esto en vez de escribir novela rosa, novelas de amor, best sellers?, ¿por qué hace eso? Creo que es una necesidad interior; todos tenemos adentro algo que debemos considerar maravilloso, que a lo largo de la vida lo tenemos que echar para afuera, en el campo en el cual nos aventamos, nos la jugamos, nos va bien a veces, nos va mal otras veces. No es exactamente la vocación, pero sí tiene que ver con el destino de cada ser humano sobre la tierra. En general el destino de las mujeres suele ser el destino de tener hijos, el tener maridos y todo eso; pero hay mujeres que quisieran hacer otra cosa, que es sacar eso que tienen adentro. Que puede ser como en el caso de Frida Khalo, la pintora que a pesar de tener 36 operaciones quirúrgicas, a lo largo de la columna vertebral; o el caso de una escritora que acaba de morir que hasta el último momento estuvo escribiendo y que es una novelista que no ha sido reconocida, María Luisa Puga, que tuvo una esclerosis, una parálisis progresiva, como en el caso de muchas otras mujeres. Nelly Campobello, que es la única autora de la Revolución Mexicana, que le dio dos archivos sobre Pancho Villa a Martín Luis Guzmán, jamás fue reconocida, jamás la tomaron en cuenta, tiene dos novelas maravillosas, Cartuchos y Las Manos de Mamá; y es la única mujer autora de la Revolución Mexicana; ni siquiera sabemos cuándo murió, creo que fue hace como 40 años, pero no sabemos.
Hablando de literatura, parece que los jóvenes creadores tienen prisa por ganarse un premio, y “hacerla”; aunque los críticos posteriormente terminan diciendo que son obras equiparables a una sabrosa hamburguesa y que después te da más hambre; ¿cómo observa el ámbito actual de los creadores?
Bueno, yo creo que ha habido una mercantilización bárbara de la cultura; yo creo que un libro es ya un producto que se tiene que vender y se publican autores que se sabe que van vender y a los jóvenes se les dan pocas oportunidades, a menos de que escriban pornografía, o casi, o sean muy atrevidos. Yo creo que en ese sentido, el autor que vende, es el autor de éxito, aunque no sea el mejor; y hay muchos autores que se quedan marginados porque no salen del mercado de la literatura, pero no sólo sucede ahora  en el mercado  de la literatura, de la cultura, pero eso creo que sucede en muchos países y principalmente en los Estados Unidos. Un autor que no es comercial, que no sabe jalar, pues  es un autor que pasa a ser desconocido y esto  el autor lo tiene que aguantar.

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