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PIÑEYRO ERA UN FASCISTA
Ignacio Zapata

alerelogoLo menos que podemos decir de Piñeyro es que señalaba que los porros eran amigos de él, y que por eso estaban ahí, que por eso lo protegían. Y en el Hospital Universitario es el único que ha llegado a la rectoría, que ha traído un casco de nazi, preparándose para defender al Hospital Universitario, como si se trata de que la izquierda anduviera tomando el poder, ya estando adentro, para dirigir a los porros, porque dirigía golpeadores también.
Entonces ya están ahí, adentro, en una de las batallas campales por recuperar el hospital, él estuvo con su casco, incitando al pleito, porque lo dijo en varias ocasiones, públicamente, que eran sus amigos, y cuando el sindicato le fue a reclamar asuntos de violación de los derechos de los trabajadores él se encerró y puso una malla de acero debajo de la rectoría y hubo una fuerte confrontación en la que los porros protegieron toda la parte de debajo de la rectoría y se quebraron todos los vidrios de la rectoría en un hecho histórico de los estudiantes de agronomía que le dieron una cuenta regresiva y nunca dejó pasar más que una comisión. Y esa vez se encerró completamente, la rectoría cerrada a los profesores y a los estudiantes de la universidad.
Cometió, bajo la dirección de su rectorado, atentados directos contra los estudiantes y los profesores y siempre se jactó de que éramos impuntuales, porque se creía que estaba como en una universidad  alemana, eso de la puntualidad, pero fue lo único que le aprendió a los alemanes, porque ha investigar nada, porque él decía que era especialista en toxicomanía. Lo único interesante que le oí decir en una conferencia fue que todo es veneno, pero lo que es importante es la dosis; eso es lo más importante que sabía decir, que ya lo sabíamos todo mundo. Así que ni siquiera como catedrático importante, ni siquiera como investigador, ni siquiera sus idas a Alemania lo hicieron ser un rector que para nosotros pudiera haber representado un ejemplo, un modelo a seguir. Nunca escribió nada.
Finalmente terminó diciendo que él respetaba a la izquierda. Algunos se acomodaron como sus asesores; pero Martínez Domínguez ni escogió a Roberto Moreira, ni escogió a Luis Eugenio Todd, ni a Amador Flores Aréchiga, que era del grupo médico, sino que se fue con el más retrógrado y el más fascista que fue Alfredo Piñeyro.
Llevaban un rectorado absoluto de la universidad, tal y como Martínez Domínguez en tiempo atrás  había hecho con el Politécnico y el 10 de junio con los halcones. Tuvo un gobernador y un rector ad hoc, donde encajaban muy bien las políticas represivas. El sindicato y el movimiento estudiantil nunca pudo hacer que Piñeyro respetara el consejo, le dio sueldo vitalicio a los directores, corrompiéndolos completamente, creó instancias irregulares de la ley orgánica para estar tomando decisiones, como lo es la junta de directores totalmente ilegal. Ahí se decidía toda la política que se iba a implementar en las juntas directivas.
Irrespetuoso totalmente de la ley. Cuantas veces quería, la violaba, sobre todo la estructura del consejo universitario. Los consejeros alumnos eran totalmente intrascendentes que según eran los mejores alumnos dela universidad; y creó un cuadro de verdadera violación y corrupción, porque el dar sueldo vitalicio a los directores, eso le motivaba a cualquiera, no por la situación académica o de prestigio para la universidad, sino porque eran corruptos y querían sacar dinero como él. Y otros del grupo médico le sacaron a la universidad para ser investigadores, se sirvieron de ella. Hay sospechas de que hizo una rifa con automóviles que nunca aclaró y que la universidad se quedó con el dinero. Y al igual que Moreira, Luis Eugenio Todd, Amador Flores Aréchiga y él se dedicaron a saquear la universidad con sus propios negocios como médicos.
Lo único que les faltaba es que fueran traficantes de órganos. Estaba la facultad de medicina con una tienda en la que te vendían boletos de avión, joyas, rolex y lo que tú quieras, con la nómina de la universidad. Fueron tiempos en los que ellos lo vieron como un botín y los sectores corruptos de la izquierda, estaban contentos porque a todos les dieron parte de ese botín. Y fue a lo que se dedicaron, controlaron la universidad desde ese punto de vista. Metieron la fuerza de los porros, bajo el beneplácito de Martínez Domínguez.
Lo poco que había de la izquierda en la universidad lo hicieron a un lado. El candidato de nosotros en esa época, del sindicato de la universidad fue Fernando Garza Treviño, un maestro muy valiente para la lucha política interna de los universitarios, abanderó una planilla; se enfrentó con poco éxito a ese régimen fascista que tenía la universidad, bajo el régimen de Martínez Domínguez. (Por la transcripción: Roberto Guillén.)

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