MI SANTIAGO MÁGICO
UN PUEBLO CON AGUA
Juan Alanís Tamez
 
Haciendo memoria, la mejor impresión causada respecto a mi municipio santiaguense (o santiagueño, como dicen en Santiago de Cuba), son esos recuerdos que están relacionados íntimamente con el agua y el efecto mágico que produce a la vista de los espectadores y al propio contacto con el vital líquido, en sus distintas manifestaciones.
Dígalo si no, el primer registro visual con la Cascada Cola de Caballo, sentir la brisa en nuestro rostro al pasar por el andador, ubicado al pie de esta belleza natural, precisamente frente al espejo de agua, con toda la transparencia que poseen las aguas cristalinas recién salidas de la montaña.
Qué mejor imagen para guardar por siempre en nuestra mente, que la interminable caída de agua, la cual nos permite contemplarla desde el ángulo que más nos guste y por el tiempo que juzguemos prudente, sin contar con el panorama “siempre verde” gracias al rocío que la cascada produce, y se expande por todo el entorno.
Otras imágenes por siempre recordadas, son las registradas momentos antes de un chapuzón. ¡Cómo olvidar un clavado en Los Chiflones, La Planta o El Cielito! Y qué decir sobre los primeros intentos por aprender a nadar en El Charquito, San Antonio o El Charco Largo. Todo esto en un ambiente natural y bajo la sombra de frondosos árboles como sabinos, álamos, fresnos y encinos, que nos ofrece la mágica naturaleza.
Cuantos momentos inolvidables relacionados con el agua, por ejemplo el caminar por la orilla de acequias como la de la Fábrica, la Acequia Grande de El Tanque o la de La Alameda, y ver cómo a nuestro paso, saltaban al agua las asustadizas ranas. Otra imagen imborrable es el momento en que mi padre nos enseña a mi hermano y a mí a fabricar un vaso con hoja de lampazo, para beber el preciado liquido de alguno de los numerosos veneros que brotaban frescos y transparentes.
Pareciera que entre más lejanas, escondidas y de difícil acceso están estos atractivos turísticos, más belleza y encanto tienen, sobre todo para quien está ávido de contemplarlas e interrelacionarse con parajes tales como: Matacanes y su recorrido descendente (en muchos tramos, a rapel o por entre el agua), o la majestuosidad de la cascada de El Chipitín; y es que el agua y la naturaleza tiene muchísimas variantes en mi Santiago Mágico.
Como si todo esto no fuera suficiente, sus habitantes han procurado acrecentarlo con su belleza artificial, ya sea con ingeniería hidráulica (llámese planta Hidroeléctrica Dolores o planta Hidroeléctrica Vista Hermosa), ingeniería civil (Presa Rodrigo Gómez “La Boca”) o de arquitectura (ya sean balnearios o albercas, públicas o privadas) las cuales complementan el paisaje y dan otras opciones de disfrutar de la magia del agua de Santiago.

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